Page 6 - Guía Metodológica Vocacional XXIII
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encuentro, quizá justo cuando nuestra barca estaba siendo sacudida
          en  medio  de  la  tempestad.  Y  precisamente  con  estas  palabras  del
          Santo Padre no puedo dejar de hacer mención a esta situación que no
          solo atraviesa nuestro Perú sino todo el mundo. Situación que puede
          haber  llevado  a  muchos  jóvenes  a  cuestionar  la  acción  de  Dios  en
          medio  de  esta  crisis  del  covid19,  y  por  ende,  a  renunciar  a  su
          inquietud vocacional. Es allí donde tenemos que hacer reflexionar a
          nuestros jóvenes que “la vocación, más que una elección nuestra, es
          respuesta a un llamado gratuito del Señor» (Carta a los sacerdotes, 4
          agosto 2019); por eso, llegaran a descubrirla y a abrazarla cuando su
          corazón se abra a la gratitud y sepa acoger el paso de Dios en su vida
          en medio de situaciones como la que todos seguimos viviendo. Es en
          esta  circunstancia  que  Jesús  nos  dice  la  palabra  que  siempre  debe
          acompañar nuestra vida y nuestro camino vocacional: “¡Ánimo, soy
          Yo, no tengan miedo!”, con sus oraciones, con el servicio a los más
          necesitados en las brigadas de ayuda en las que vienen colaborando,
          allí les llama nuestro Señor Jesús a dar un sí generoso, porque es en
          esa circunstancia donde se le agradece a Él por haber descubierto su
          vocación en medio de la necesidad y también en medio de la fatiga
          que pudo haber generado esta dolorosa  realidad.

                 Esto  nos  compromete  como  Iglesia  a  que  con  entusiasmo  y
          esperanza ayudemos a los jóvenes a discernir su vocación, ya que la
          vocación  es un llamado al servicio misionero de los demás. Todos
          somos llamados desde nuestro Bautismo por el Señor a participar en
          su obra creadora, prestando nuestro aporte al bien común a partir de
          las capacidades que hemos recibido. La vocación, nos dice el Papa
          Francisco, no consiste sólo en los trabajos que tenemos que hacer. Es
          algo  más,  es  un  camino  que  orientará  muchos  esfuerzos  y  muchas
          acciones en una dirección de servicio. Por eso, en el discernimiento
          de una vocación es importante ver si uno reconoce en sí mismo las
          capacidades necesarias para ese servicio específico a la sociedad y así
          poder  dar  una  respuesta  concreta  al  llamado  que  Dios  le  hace  (cf.
          Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit, n° 253 -255).

                 Oremos especialmente en este tiempo, por aquellos que, desde
          la fe, siguen entregando su vida poniéndola al servicio de los demás.


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