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Jens me contaba que
        se les hacía muy difícil
        castear desde la embar-
        cación a la deriva para

        tener un ataque, ya que
        las truchas la ven y se
        espantan fácilmente,
        así que vadeando por la
        orilla, con lentes po-
        larizados y con mucha
        cautela la pesca resultó
        más afectiva.
        En todo caso, para que
        tengan una idea, las
        mejores horas de pesca
        se daban justamente

        en el amanecer y sobre
        todo en el crepúsculo,
        casi anocheciendo.
        En un buen día de pes-
        ca Jens llegó a tener
        entre 20 y 25 ataques a
        su mosca, de los cuales
        pudo concretar entre 9

        y 10 ejemplares y sus
        compañeros pescaron
        con resultados pareci-
        dos.
        El éxito en estas condi-
        ciones depende mucho
        de la habilidad y nivel
        de destreza del pesca-
        dor. Definitivamente
        esta pesca no es para
        principiantes ya que el
        río toma más de lo que

        cede, ya que una vez
        que se tiene una tru-

        PESCA & TURISMO  ׀  REVISTA Nº 222, Septiembre 2019                                 ׀ 43 ׀
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