Page 163 - SUMARIO 2013
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Al-Anon Responsabilidad Compartida
cuentas en mi área, cierro un ciclo de mi vida porque este es mi último año como Dele- gada. El primer sábado de cada mes es día de fiesta para mí y no falto a mis reuniones.
Alicia María Sonora Norte
Dejarte guiar y confiar, esa es la clave. Yo vine con miedos pero a la vez con una seguridad muy bonita, mi Poder Superior me decía:“aquí estoy no temas”. No se puede hacer un servicio sin haber realizado el anterior. Yo, al caminar por Al-Anon, me di cuenta que el programa encierra todos los aspectos de mi vida, por eso cuando abro un libro tengo un tesoro y una llave para entrar en el programa.
Somos gente ayudando a la gente, porque cuando yo doy a los demás me doy a mí mismo. Ir con el entusiasmo de líder, ese líder que no pide nada a cambio.
El primer regalo que me dio este hermoso programa fue la esperanza. El compromiso es una responsabilidad de amor, porque estoy confiando en un programa que está ba- sado en la comprensión, el amor a la familia y el amor a la humanidad. ¡Qué maravilla poder ser ese instrumento!, porque Al-Anon ha salvado mi vida y la de mi familia, estoy agradecida de que, a pesar de tener el alcohol en casa, he podido dejarme guiar.
Yo necesito servir y sentirme útil porque los principios ni nos traicionan ni nos discri- minan. Es mi responsabilidad, sembrar amor para extender este mensaje, para que los familiares y amigos de alcohólicos vivan de una mejor manera. Al- Anon es responsabili- dad compartida. No estoy sola.
Chihuahua
Muchas veces me pregunté: “¿por qué tengo que pasar yo por esto en mi hogar? “El alcoholismo”. Me tocó a mí y ahora lo agradezco porque gracias a él yo estoy aquí.
Yo confundía la palabra responsabilidad. Yo no permitía que los que estaban en casa cumplieran con sus responsabilidades, uno por alcoholismo y la niña por pequeña. Has- ta que leí en una literatura que pasaba, era que yo no daba voz ni voto a mi familia y también me di cuenta que yo estaba llena de rabia, de resentimiento y frustración. Mi familiar alcohólico llegó primero al programa y yo no quería ir a Al-Anon, pero Dios se encargó de dar una transformación en mi persona. Poco a poco me fui transformando y sé que la responsabilidad establece un estilo de trabajo en la que todos son respon- sables. Yo no sabía delegar porque consideraba que sabía hacer las cosas mejor. No podía comunicarme; quería que me adivinaran el pensamiento. El programa me enseña a aprovechar los dones y talentos, a reconocerlos en los demás y, después de ello poner, las responsabilidades en manos de mis semejantes y en las de mi Poder Superior.
También aprendí que no existen autoridades individuales en este maravilloso progra- ma; todas las decisiones se toman a través de la conciencia del grupo. Ahora estamos solos mi esposo y yo, y hasta para decidir lo que vamos a comer o para ponernos de acuerdo a donde vamos a ir, lo tomo en cuenta. Tengo que aprender a estimular a los servidores; ahora en Al-Anon puedo decir a las compañeras:“que bonito trabajaste”, “que creatividad tienes”. Trabajar en equipo es hermoso y me ha ayudado a tener armonía donde yo me integre.
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