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Pasaron los días y mientras jugaba ping pong en una de las mejores paredes de exhibición y un Sui-
el Latin Point, que es el lugar donde se reúnen los zo muy serio, llamado Steffen fue el encargado de
Latinos en el Malecón del Rin, conocí al escenógra- realizar el montaje.
fo de la Ópera de Basel, con quien tuve una charla El texto oficial de mi proyecto, fue traducido al
amena y artísticamente hablando, muy productiva; Alemán, imprimieron mi hoja de vida, unos afiches
para ser más exacto, fue tan productiva que al mi- y mucha publicidad por redes sociales. Al día si-
rar mi portafolio, levantó el teléfono y llamó a unos guiente, había un barbecue, o barbikiú, con salchi-
Suizos que estaban organizando por esos días una chas y cervezas Alemanas y una cantidad de Har-
Feria de Arte Contemporáneo en una Ciudad cer- listas, parqueando sus motos.
cana llamada Allschwil y me dieron una cita para
mostrar mi portafolio. Mi impedimento era el idioma, por eso, siempre
que me preguntaban algo, tocaba llamar a Jimmy
Cuando fui a la entrevista, todos hablaban Alemán para poder entender, sin embargo, eso no fue im-
y tuvimos que llamar a Jimmy, el amigo Peruano pedimento para hacer algunos negocios, disfru-
para que nos pudiese traducir.
tar de las propuestas de los demás artistas, hacer
amistades y tomarme una que otra chelita.
Ahora que estoy de nuevo en Pamplona, mi pue-
blo, escribiendo este texto, siento la satisfacción
del deber cumplido, al haber pintado durante mes
y medio en un balcón de un sexto piso, inspirado
por la Arquitectura Suiza, haber viajado a Alemania
para conocer la casa del Maestro Durero y contem-
plar las bellas construcciones de puentes y calles
empedradas, de la mano de mi amiga Artista Mar-
cela Salas, haber recorrido las calles de Múnich,
para ver los grandes palacios y Catedrales, haber
viajado a la bella Ciudad de Berna y haber visto el
gran Lago de Neuchatel, entre otras cosas, porque
lo que antes era IMPOSIBLE, se convirtió en algo
IN – POSSIBLE.
La respuesta fue, “Bienvenido a Suiza” y fui acepta-
do en una Feria llamada SUBART, en la cual parti-
ciparon junto a mí 30 artistas Europeos, tatuadores,
artistas Urbanos, diseñadores, ingenieros de soni-
do, artistas visuales e ilustradores.
La fábrica en la cual se realizó el evento, era tan gi-
gantesca que se necesitarían mínimo 300 artistas
para poder ocuparla, sin embargo, los organizado-
res fueron muy condescendientes y me ofrecieron
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