Page 148 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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DANIEL pasó a ocupar el pupitre, yo me senté en el escritorio e inmediatamente
comencé la clase:
—Cantemos una canción, Daniel.
—¡Presente!
—¡Cero!
—¿Por qué cero, Chong Lee? —preguntó sorprendido el pequeño.
—Porque te pedí que cantáramos una canción y en lugar de eso alzaste la mano
y sin ninguna razón contestaste “¡Presente!”.
—Pensé que pasabas lista.
—Pues no: te estaba dando la primera lección. Mi querido Daniel, para ser un
fantasma hay que comprender que nada es lo que parece y que además, para
complicarlo un poco, nosotros los fantasmas somos parecidos a la nada —asentí
satisfecho por mi frase, y para rematarla agregué—: y has de saber, por cierto,
que con la nada se baila muy a gusto.
Para ilustrar mis palabras dibujé este clarísimo diagrama en el pizarrón: