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novia. Todo en un ambiente lleno de risas, alegría y baile a ritmo de
música mexicana, de distintas piezas de bandas musicales que
amenizaban y que hacían una emotiva comparsa, el cuál contrastó
con el frío característico de Toluca la bella.
Por Aarón Garas Así fue como un año más se realizó esta bonita tradición dejando de
lado los lamentos y llantos, para participar de esta esta donde
Día de muertos, fecha mágica, llena de colores, olores, sabores y conviven vivos y muertos, total la vida se disfruta y mientras estemos
recuerdos que nos llenan de nostalgia. Recuerdos de aquellos amigos y vivos a gozarla por qué no sabemos si la calaca para el otro año nos
familiares que se nos adelantaron en el camino, que un día estuvieron lleve a su casa.
entre nosotros y que en estas fechas se dice, vienen desde el más allá a
visitarnos.
Tradición de muchos años que hoy es patrimonio de la humanidad y
que cada rinconcito de México lo vive con cierta peculiaridad, con
comidas y rituales diferentes, pero con un mismo n, honrar la memoria
de nuestros difuntos.
En Toluca, la modernidad convive con el pasado, sus tradicionales
portales son testigos de la feria del alfeñique, en donde año con año al
pasear por ellos se pueden apreciar decenas de puestos llenos de
calaveras, calacas, ataúdes, catrinas y un sinfín de gurillas de alfeñique
y chocolate, además de los típicos dulces de limón, cocadas, calabaza
en piloncillo, camotes y tamarindos que hacen de esta tradición una de
las más dulces.
Este año la plaza de los mártires también contó con distintas
actividades alusivas al Día de Muertos. Entre conciertos, bras de teatro
y demás expresiones artísticas los toluqueños y visitantes disfrutaron
de una agradable estancia, además pudieron apreciar distintas
ofrendas en las que destacaban la de los principales grupos étnicos de
la entidad matlatzincas, otomíes, tlahuicas y nahuas. Los más valientes
se animaron a visitar el panteón de la soledad en recorridos nocturnos
donde se les narraban algunas leyendas que atemorizaban a más de
uno.
Pero el evento que puso a bailar a vivos y muertos fue un colorido y
espectacular desle monumental de catrinas y catrines, que partió del
emblemático teatro Morelos la noche del primero de noviembre.
A su paso por las avenidas del primer cuadro de la ciudad se apreciaron
a cientos de participantes caracterizados de parejas de catrines, con
traje negro, sombreros, trajes de charros, chinas poblanas y vestidos
típicos mexicanos que eran portadas con coronas de ores y rebozo en
mano que causaron la admiración de los asi da pareja de marionetas
de calacas aztecas, que a cada instante se daban un coqueto beso de
amor rompiendo así la frase aquella de " hasta que la muerte nos
separe".
Conforme avanzaba el fandango hubo un momento de aplausos que
fueron para dos sonrientes parejas de catrines que aparecieron a bordo
de unas limosinas y saludaban con elegancia y alegría, al tiempo que
aparecían calacas revolucionarias y un grupo de catrinas de dos metros
con vestidos largos y elegantes en donde resaltaba una vestida de
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