Page 145 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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tes. Ulises, ayudado por Telémaco, el boyero y el porque
rizo, mata a todos los pretendientes, que, aunque lo inten
tan, no pueden escapar.
La habitación está llena de sangre, Penélope, que ha
regresado a sus aposentos, no ha visto ni oído nada por
que Atenea ha vuelto a dormirla. Retiran los cadáveres de
los pretendientes, lavan y purifican la sala y ponen todo
en orden. Ulises se informa de cuáles de sus sirvientas han
dormido con los pretendientes y ordena que sean castiga
das. Al igual que si fueran perdices, son atadas en círculo y
ahorcadas colgándolas del techo. Llega la noche. A la ma
ñana siguiente, se simula la preparación de los esponsales
para que los familiares de los pretendientes no sospechen
la matanza de sus deudos. Fingen que el palacio está cerra
do por la boda. Se oyen músicas, resuena el estruendo de
la fiesta. Euriclea sube de cuatro en cuatro las escaleras
para despertar a Penélope: «Baja, los pretendientes están
muertos, Ulises está aquí.» Penélope no la cree: «Si no fue
ras tú quien me contara estas patrañas, te echaría de aquí.
No te burles de mis esperanzas ni de mi dolor.» La nodri
za insiste: «He visto su cicatriz, le he reconocido, Teléma
co también. Ha matado a todos los pretendientes, no sé
cómo lo ha hecho, yo no estaba allí, no he visto nada, sólo
lo he oído.»
Penélope baja presa de sentimientos contradictorios.
Por una parte, desea que se trate de Ulises, y al mismo
tiempo duda que pueda haber matado, sólo con la ayuda
de Telémaco, al centenar de jóvenes guerreros que estaba
allí. Así pues, ese hombre que supuestamente es Ulises le
ha mentido cuando ha asegurado que había visto a su es
poso veinte años antes. Le ha dicho «unas mentiras seme
jantes a la realidad». ¿Qué seguridad tiene de que no siga
mintiendo? Penélope entra en el salón y se pregunta si co
rrerá hacia él, pero se queda inmóvil. Ulises, con su apa-
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