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2º LEC TU RA
COMENTARIO Lectura de la carta del após tol san
¡Qué lejos está ahora Jerusalén de Pablo a los cris tia nos de Filipos 4, 4-7
esa realidad teológica! Hoy sería
necesario que judíos, musulmanes Alégrense siem pre en el Señor. Vuel-
y cristianos dejaran clamar al pro- vo a insis tir, alé gren se. Que la bon dad
feta para escuchar su mensaje de de uste des sea cono ci da por todos los
paz. Es verdad que el profeta ofre- hom bres. El Señor está cerca. No se
cía la única alternativa posible, ya angus tien por nada, y en cual quier cir-
entonces, y que es decisiva ahora: cuns tan cia, recu rran a la ora ción y a
sólo el Dios de unos y otros, que es la súpli ca, acom pa ña das de acción de
el mismo, es quien puede hacer po- gra cias, para pre sen tar sus peti cio nes a
sible que las tres religiones mono- Dios. Entonces la paz de Dios, que supe-
teístas alaben a un mismo Señor: el ra todo lo que pode mos pen sar, toma rá
que nos ofrece el don de la alegría bajo su cui da do los cora zo nes y los pen-
en la fraternidad y en la esperanza. sa mien tos de uste des en Cristo Jesús.
Porque solamente podrá subsistir
una ciudad, todos sus habitantes, si Palabra de Dios.
se dejan renovar por el amor de su
Dios, como pide el profeta a los is- ALELUIA
raelitas de su tiempo. ¿Es esto rea-
lizable? Hay que proponer que una Aleluia. El espí ri tu del Señor está so-
religión que no proporciona alegría, bre mí, él me envió a evan ge li zar a los
no es una verdadera religión. Más pobres. Aleluia.
aún: una religión que no proponga
la paz, con todas sus renuncias, no EVANGELIO
es verdadera religión. ¡Jerusalén, Evan ge lio de nues tro Señor Jesu cris to
no tengas miedo a la paz! se gún san Lucas 3, 10-18
La gente le pre gun ta ba: «¿Qué de-
SALMO be mos hacer enton ces?» El les res pon-
Sal Is 12, 2-3 4abc. 5-6 (R.: 6) día: «El que tenga dos túni cas, dé una
al que no tiene; y el que tenga qué co-
R. ¡Aclama y grita de ale gría, por que es mer, haga otro tanto.» Algunos publi ca-
gran de en medio de ti el Santo de Israel! nos vinie ron tam bién a hacer se bau ti-
zar y le pre gun ta ron: «Maestro, ¿qué
Este es el Dios de mi sal va ción: yo de be mos hacer?» El les res pon dió: «No
tengo con fian za y no temo, por que el exi jan más de lo esti pu la do.» A su vez,
Señor es mi fuer za y mi pro tec ción; él unos sol da dos le pre gun ta ron: «Y noso-
fue mi sal va ción. Ustedes saca rán agua tros, ¿qué debe mos hacer?» Juan les
con ale gría de las fuen tes de la sal va- res pon dió: «No extor sio nen a nadie, no
ción. R. hagan fal sas denun cias y con tén ten se
Den gra cias al Señor, invo quen su con su suel do.» Como el pue blo esta ba
Nombre, anun cien entre los pue blos a la expec ta ti va y todos se pre gun ta ban
sus proe zas, pro cla men qué subli me es si Juan no sería el Mesías, él tomó la
pala bra y les dijo: «Yo los bau ti zo con
su Nombre. R. agua, pero viene uno que es más pode-
Canten al Señor por que ha hecho ro so que yo, y yo ni siquie ra soy digno
algo gran dio so: ¡que sea cono ci do en de desa tar la correa de sus san da lias; él
toda la tie rra! ¡Aclama y grita de ale- los bau ti za rá en el Espíritu Santo y en
gría, habi tan te de Sión, por que es gran - el fuego. Tiene en su mano la hor qui lla 49
de en medio de ti el Santo de Israel! R. para lim piar su era y reco ger el trigo en