Page 18 - Mi bebé y yo 349 Julio-Agosto 2022

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#quéhaceryquénohacer
Las inevitables modificaciones que implican la llegada de un
nuevo miembro a la familia, como un cambio de habitación, de cuna o de cochecito, se deben diluir en el tiempo o presentar de forma positiva, de manera que sean vividas por el niño como conquistas, y no como derrotas.
Es fundamental mantener los mismos ritmos para el
hermanito mayor, como el ritual de las buenas noches, para que no se sienta desorientado. Asimismo, es bueno dedicarle espacios exclusivos y compartir con él alguna actividad especial, como ir al cine, ver un espectáculo musical o de magia, etc.
Hacerle partícipe, en la medida de lo posible, de los cuidados
del bebé le ayudará a vivir esta situación con más tranquilidad y sentir que tiene un papel importante en el nuevo núcleo familiar.
Los papás deben hacer hincapié en el hecho de que siempre
será querido, a pesar de sus manifestaciones de celos, y de que su papel como hermano mayor no le relegará a un segundo plano. No queda otra que mostrarse muy pacientes y tolerantes, en espera de que los celos, inevitables, desaparezcan por sí solos.
LLEGA EL HERMANITO
No es bueno dedicar toda la atención al recién nacido.
Cuando la familia viene de visita, pídeles que también se dediquen al mayor. Si quieren llevar un regalo al pequeño, es importante que no se olviden del primogénito: para él, también es una fiesta, pues se ha convertido en el hermanito mayor.
No impongas prohibiciones continuas: “¡Cuidado, no le hagas
daño!”, “¡No le abraces tan fuerte!”, “¡No hagas ruido, que está durmiendo!”. Son mensajes que revelan que su comportamiento resulta molesto. Si quieres corregir la impetuosidad del niño,
en lugar de frenarle, enséñale cómo debe hacerlo.
No prestar atención a los ataques de celos resulta
contraproducente. Cuando el niño da patadas, grita o se tira al suelo, está intentando llamar la atención; necesita caricias
y mimos, y sentir que todavía es importante para sus papás.
Los celos no deben reprimirse. Sentir celos del hermanito,
poder expresarlos para después superarlos, representa una etapa obligada del crecimiento, revela la capacidad
de amar del pequeño, y enriquece y abona su mundo interior.
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