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to es madrugar y andar, y par,a cenar con apc-,
tito no hay como hacer una moderada comida.
Y Alejandro siguió siempre en su avance ...
Tomó, no sin reñida lucha, Halicamaso y,·
por un corto tiempo, permaneció indeciso sin
determinarse a seguir avanzando por mar o
por tierra. P~enión, uno de los Amigos, le
aconsejaba una gran batalla naval con que ce-
rrar el paso a Memn6n, general persa, cuyo
atrevido proyecto era nada menos que inva-
dir la Grecia para obligar a los macedonios a
detenerse. · Mas Alejandro, comprendiendo
que le sería muy difícil destruir por completo
la flota persa, más numerosa que la suya, no
escuch6 el consejo de Parmeni6n y pre:6ri6
desarmar sus barcos y apoderarse de toda la
costa, ha-sta la Fenicia y Cilicia. Para mejor
lograr este intento envió a Creandro al iPelo~
poneso con una gran cantidad de dinero para
que allí hiciese levas de gente con que engr~
sar aún más su ejército.
Hecho esto, acampó Alejandro ante los mu-
ros de Celene, ciudad por la cual pasa el río
Marcyas, al que hicieron famoso las ficciones
de los poetas griegos, y del que se dice que
tiene el color semejante al del mar porque ula~