Page 74 - Illuminati
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Launay fue pinchada en una pica y llevada a Versalles para exhibirla antes
por las calles de la capital francesa. La misma cabeza del ingenuo De
las ventanas del palacio, donde la propia reina María Antonieta la
contempló con horror. Y todo para liberar a los «muchos y torturados presos políticos que agonizaban» en La Bastilla. Según algunos historiadores, en el momento de la destrucción de la cárcel esos reos eran exactamente siete: dos locos llamados Taberniery Whyte, que fueron recluidos por el régimen republicano poco después en el manicomio de Charenton; el conde de Solages, un libertino juzgado y condenado por diversos crímenes, y cuatro defraudadores