Page 11 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
P. 11

Primera parte. Corriendo, corriendo, queriendo aprender
Siempre corriendo, siem- pre corriendo. Así ha sido mi vida. De aquí para allá, de
allá para acá, yendo y viniendo, viniendo y volviendo a ir. Ay, ¡si hubiera sabido volar como mari- posa desde antes!
Yo ya tenía wawas*
cuando en una de
esas idas decidí
volver a mis estudios,
que había tenido
que dejar cuando
en mi casa ya no me
pudieron apoyar. Mi
pareja no estaba de
acuerdo, además de que tam- bién me discutía por asuntos de dinero. “Tú no tienes”, “tú no trabajas”, “solo yo mantengo la casa”, y cosas así me decía.
Pero todo eso me motivó todavía más. Para poder tener dinero propio, tenía que estu- diar, tenía que terminar lo que comencé. Así que con wawas y todo, volví a estudiar. En el día
* Kichwa: niñas/niños o hijas/ hijos.
tenía que cuidarles, estudiaba en la noche, tenía que correr más todavía. Así acabé la edu- cación básica, como se llamaba antes. Estaba feliz por eso, y quería seguir estudiando, pero no pude porque llegaron más wawas, aunque fueron una ben- dición, fueron 6 años más en que no pude seguir.
Todavía tenía que trabajar para mante- ner la casa, entonces con unas compañe- ras comenzamos un proyecto de guarde- ría. Pero de nuevo, los problemas: que no estábamos prepa-
radas, que teníamos que estu- diar, que teníamos que tener un título para que nos paguen bien y poder continuar trabajando.
Con mis compañeras tuve otro tipo de aprendizaje, com- partíamos nuestros problemas en las casas, nos dábamos abra- zos fuertes, nos confiábamos muchas cosas. Con una de ellas, decidimos entrar al colegio para sacar nuestro título por fin. Las otras nos dieron muchos ánimos.
 “Para poder tener dinero propio, tenía que estudiar, tenía que terminar lo que comencé”
   9
 













































































   9   10   11   12   13