Page 119 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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requiere despojarnos del hecho de querer encajar y ser siempre aceptadas, pero es necesario. Y la desobediencia entendida como un lente que nos permita seguir solo los acuerdos basa- dos en el respeto de la dignidad propia y de las otras personas.
He hablado de condiciones personales para emprender el vuelo, y de algo externo como es la sororidad entre colibríes
mujeres. Pero también está otro aspecto: las personas que nos pueden hacer daño. Y ante eso solo puedo decir que, cuando nos maltratan, ya sea psico- lógicamente (minimizaciones, insultos y gritos) o físicamente (agresiones y golpes), debemos, con más razón, buscar nues- tra energía, desplegar nuestras alas y volar.
 Respondiendo a las preguntas de Famariel
Empecé mi historia contado sobre Famariel. Quiero terminar en el mismo lugar. Aún no puedo responder a todas sus preguntas respecto al vuelo de las colibríes, pero algunas sí, ahora que sé lo poderoso de agradecer, de tener un grupo de colibríes a mi lado, y de tener clara la importancia de escucharme y sentirme. Así respondería a sus preguntas ahora:
¿Cuánto vivimos las colibríes? La verdad no lo sé, pero tal vez no debemos pensar en la cantidad de tiempo, sino en su belleza: la vida es hermosa, y es más vida y más hermosa cuando más amor repartimos, a nosotras mismas y a las demás colibríes.
¿Por qué dormimos las colibríes? Porque necesitamos descansar física y mentalmente, y además de ser una necesidad, es un derecho. No debemos dejar que nos impongan el estar activas siempre ni el estar sirviendo a otras personas.
¿Para que sirve tener una familia o un grupo de amigos colibríes? Para darnos apoyo y contar con aliadas para volar y vivir intensamente.
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