Page 21 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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humor. Entonces él venía borra- cho y yo le recibía con cariño. Si tenía ganas de ir a buscarlo lo hacía con buen humor y él regresaba a casa conmigo. Supe así manejar el tema del con- sumo de alcohol que disminuyó considerablemente en los años que llevamos compartiendo.
Pero me había cargado demasiado con energías no muy positivas, él me decía que mis ojos no brillaban como antes... Y entonces busqué apoyo para sacar las cosas que tenía guar- dadas y sanar aquello que me había causado alergias y
problemas respiratorios; acudí al Centro que está en las nubes, cerca de mi nuevo cielo, porque sí, ya era mío también; ahí, luego de algunos talleres acepté que la violencia del hombre hacia la mujer es algo sistemático, acep- tado y reforzado por la sociedad. Cuando lo hice, pedí que me den un masaje de la memoria afec- tiva. Mi propósito de ser feliz me ayudó a ser fuerte, también mi sistema límbico, que era muy robusto. Pero quizá lo que más me ayudó fue mi voluntad para no dejar que me lastimen, ni en este ni en ningún cielo.
Consejos para volar en cualquier cielo
Fuerza para hacerse respetar.
Recordar los compromisos asumidos con la pareja.
Apoyar a la pareja a superar su enojo a través de masajes.
Abordar sin miedo el tema del alcoholismo dentro de la relación.
Formar parte de procesos colectivos.
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