Page 61 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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Primera parte. Cadenas que no se ven
Yo voy a compartir cómo superé las humillaciones, la violencia de mis años pasa-
dos, gracias al apoyo de las aves mensajeras (Chaskis), justo cuando estaba en unos momen- tos difíciles.
Estoy casada casi
20 años. Al principio
él me agredía físi-
camente y verbal-
mente. Como 10 años
viví con mucha vio-
lencia. Tenía miedo
de hacer cosas, me
sentía muy mal, solo
lloraba, lloraba en la
salía para nada, solo le atendía a él. Yo no me sentía bien con nadie, pasaba sola en la casa sufriendo y llorando. Después dejó de pegarme, no sé bien por qué. Y yo creía que ya había terminado la violencia, aunque igual no me sentía bien.
Entonces las Chaskis me invitaron a uno de sus espa- cios de trabajo, y recién ahí me enteré de que todavía estaba
sufriendo bastante violencia. Yo creía que mi esposo ya era bueno, que no estaba sufriendo violencia. Me hicieron abrir los ojos, me di cuenta de todas las humillaciones que seguían, y también de las que había sufrido antes. Él me impedía hacer lo que me gustaba, tampoco me quería dar espacios para que yo
salga a los talleres, pero yo pensaba que era algo que me iba a servir, y que tenía que ir, aunque a él no le guste, y empecé a salir, a desobede- cerle, y a liberarme.
Yo salía a hacer cosas buenas, no hacía nada malo, entonces salía en paz. Me desprendí de esa forma de vio- lencia que era impedirme las cosas que me gustaban. Me di cuenta de eso porque las com- pañeras me explicaban que hay clases de violencia, no solo el pegar o agredir, también el no dejarme libre para que yo haga
lo que me gusta.
Entonces yo conversé con él,
él se puso molesto. “Ya pues, si
 “Hay clases de violencia, no solo el pegar o agredir, también el no dejarme libre”
casa y no
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