Page 67 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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Primera parte. El sufrimiento en el nido
Hace como 10 años yo fui al Refugio para demandar por lo que me estaba pasando
a mí y a mi hija, para denunciar y para saber cómo podía hacer porque mi hija ya no iba a poder estudiar. No teníamos dinero y él no nos ayudaba para
nada. Ahí hablando
ya conté un poco,
lloré. Yo he llorado
con todas con las que
me he encontrado,
contando lo que me
pasaba, para mí era
cosa de otro mundo
toda esa violencia. Hasta que no la vivimos, no sabemos, no entendemos. Todo ese dolor...
Yo agradezco que encontré en el Refugio a una colibrí ñuta que siempre me ayudó, yo siempre le agradezco, ella me escuchó todo, le contamos, mi hija tam- bién lloraba, decía que no iba a poder estudiar. Ella nos dijo lo que teníamos que hacer, y nos dio ánimos. Así iniciamos el juicio a él, por maltrato y porque
no se hacía cargo de los estudios de mi wawa. Cuando se enteró, vino a decir que no le sigamos juicio, que le daba vergüenza que le hagan eso.
La colibrí también me invitó al Centro que está en las nubes, y yendo ahí pude llorar con todas mis compañeras que estuvimos. Ellas oían mis dolo-
res, me ayudaban a sacarlos porque todo era dolor, yo no podía controlarme, tenía que llorar contando lo que me pasaba, lo que me hacía él. Me golpeaba, antes nunca me había gol-
peado, pero cuando se enamoró de otra mujer, a mí me golpeaba, me basureaba, hasta me sacaba de la casa. Pero no me fui, hasta ahora no me he ido.
A mí todavía me duele cuando yo recuerdo las cosas que me hizo, hasta acordándome me da ganas de llorar. Nos gol- peaba a mi wawa y a mí. No nos daba ni la comida, no ayudaba en nada, mis wawas no tenían apoyo y estaban estudiando en
 “Ellas oían mis dolores, me ayudaban a sacarlos porque todo era dolor”
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