Page 68 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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la ciudad. Yo llegaba a la casa y no comía, afuera me quedaba sentada llorando. Lloraba bien y entraba, me comía una fru- tita o tomaba un vaso de agua y me iba a dormir. Al recordar, no puedo con ese dolor todavía. Ahora les digo a mis wawas que no sé cómo no me morí con ese dolor, porque tantas personas que se mueren con esta clase de sufrimiento.
Pero contar todo lo que me hizo, los que nos hizo, me ayudó a salir adelante. Por
eso agradezco a las
personas de buen
corazón que saben,
entienden y están preparadas para
apoyar a las perso-
nas que vivimos esta
clase de violencia,
que saben escucharnos. Tuve espacios de terapia con una venada y con una coneja muy buenas. Luego cuando mi com- pañera cometa iba a la rehabili- tación en la ciudad, los sábados, yo iba con ella. Contaba la vio- lencia que vivía todos los días.
También les contaba y con- versaba con mis wawas, que también me apoyaban, me decían “mamita, si puedes, vamos a salir y vamos a vivir
felices; seremos felices”. Y yo lloraba y decía “cómo, dónde vamos a hallar la felicidad si ahorita es todo amargura, no hallo ni dónde”. Así pasó mucho tiempo, dos años, tal vez.
En esa época, una amiga mía falleció por el sufrimiento de lo que le había hecho su marido. Yo le visité cuando estaba ya bien malita en la casa, y me dijo “tú no te vas a morir, no tienes que morir, entiéndeme, solamente perdónales, perdónale a él y a
ella, tú vive por ti, no vivas por él... yo estoy así por no entender, por no buscar ayuda, por no hacer tera- pias, por eso yo estoy muriendo, yo me voy a morir, porque ya no puedo”. Tenía una
enfermedad terminal. Pero fue tanta la fuerza que me dio ella... Decidí quererme, curarme, ali- mentarme, vestirme bien. Tenía que vivir por mí misma, por mis wawas, por mis nietas y nietos.
Así fui saliendo, comencé a vivir por mí mismo, como me dijo ella. Algunas personas se admi- raban de verme bien. Ahora soy feliz. A él mismo le digo, “yo soy feliz, aquí me dejaste, me viste solita llorando, todo, pero ha
 “Decidí quererme, curarme, alimentarme, vestirme bien. Tenía que vivir por mí misma”
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