Page 85 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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En la casa vivíamos el mal- trato en carne propia, como se dice, de mi papá hacia
mi mamá, y a nosotras también. Cuando era más joven y estaba en el colegio, yo pensaba que toda mujer tiene que tener un marido y debe ser buena para que el marido no le pegue. Yo decía “cuando tenga marido voy a hacer todo
para que no me mal-
trate, para que no
me hable*”. Veíamos
en la casa que, si mi
mami no hacía algo,
mi papá le hablaba,
le insultaba. Cuando
mi mami conver-
saba con alguien, él enseguida se ponía bravo porque era bien celoso. Entonces yo decía “no voy a hablar con nadie, no le voy a dar motivos”, así era mi pensamiento.
Tenía una lechuza que era mi profesora desde el jardín. Cuando ya estaba en el cole- gio, me invitó a una reunión, yo acepté más por mi familia,
* En este sentido, “hablar” indica retar, regañar.
ni sabía de qué era el taller. Ya cuando llegamos fue cuando vi la realidad: las mujeres vivimos cosas bien sufridas, y yo con mi mami sí sufrimos bastante.
Mi papi es machista, pero ahora no tanto. Él le golpeaba a mi mami y nosotras tenía- mos que estar viendo o escon- diéndonos, desde ahí crecimos
con miedo, yo hasta ahora tengo ese miedo. A veces nos mandaba sacando de la casa, teníamos que dormir fuera con mi mami, a veces debajo de un árbol o a veces en casas
vecinas. Ya después mis herma- nos crecieron, un día le cogieron a mi papi a que no le pegue a mi mami, desde ahí no le ha vuelto a pegar, aunque sí le insultaba. Mi mami le tenía miedo; para salir, tenía que ir a escondidas porque mi papi no le dejaba. A veces le dejaba salir, pero tenía que avisar a que no se ponga bravo. Cuando tomaba era más feo porque ahí cogía chuchillo o machete y le seguía, ahora no es
 “Los hombres están acostumbrados a que les sirvan. Si no les sirven, no comen”
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