Page 1224 - Biblia el Unico Dios
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17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echen el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente..»
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mr.5.21-43; Lc.8.40-56)
18 Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, y pon tu mano sobre ella y vivirá.» 19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó el borde de su manto.
21 Se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, quedaré sana.»
22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado.» Y se sano la mujer desde aquel momento.
23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y que la gente lloraba a gritos,,
24 Jesús les dijo: «¡Retírense! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se burlaban de él.
25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
Dos ciegos reciben la vista
27 Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28 Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Crees que puedo hacer eso? : Ellos dijeron sí, Señor.»
29 Entonces Jesús les tocó los ojos diciendo: «Hágase en ustedes según su fe.»
30 Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Miren que nadie lo sepa!»
31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.
Un mudo habla
32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.
33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
34 Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios.»
La mies es mucha
35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36 Y cuando vio las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban acosadas y desamparadas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces Jesús dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. 38 Rueguen al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»