Page 1432 - Biblia el Unico Dios
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 5 Estos se adelantaron y nos esperaron en Troas.
6 Nosotros, después de los días de los panes sin levadura, nos embarcamos en Filipos y al cabo de cinco días nos unimos a ellos en Troas donde pasamos siete días.
Visita de despedida de Pablo en Troas
7 El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan, y Pablo estuvo hablando a los creyentes. Como tenía que salir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche.
8 Había abundantes lámparas en el aposento superior donde estábamos reunidos. 9 Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana; un profundo sueño le iba dominando a medida que Pablo alargaba su discurso. Vencido por el sueño se cayó del piso tercero abajo. Lo levantaron ya cadáver. 10 Bajó Pablo, se echó sobre él y tomándole en sus brazos dijo: «No se inquieten, su espíritu está en él.»
11 Subió luego; partió el pan y comió; después platicó largo tiempo, hasta el amanecer. Entonces se marchó.
12 Trajeron al muchacho vivo y se consolaron mucho.
Viaje de Troas a Mileto
13 Nosotros nos adelantamos a tomar la nave y partimos hacia Aso, donde habíamos de recoger a Pablo; así lo había él determinado; él iría por tierra.
14 Cuando nos alcanzó en Aso, le tomamos a bordo y llegamos a Mitilene.
15 Al día siguiente nos hicimos a la mar y llegamos a la altura de Quío; al otro día tomamos puerto en Samos y, después de hacer escala en Trogilion, llegamos al día siguiente a Mileto.
16 Pablo había resuelto pasar de largo por Éfeso, para no retrasarse mucho en Asia. Se daba prisa, porque quería estar, si le era posible, el día de Pentecostés en Jerusalén.
Discurso de despedida de Pablo en Mileto
17 Desde Mileto envió a llamar a los ancianos de la Iglesia de Éfeso.
18 Cuando llegaron donde él, les dijo: «Ustedes saben cómo me comporté siempre con ustedes, desde el primer día que entré en Asia,
19 sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos;
20 cómo no me acobardé cuando en algo podía ser útil; les predicaba y enseñaba en público y por las casas,
21 dando testimonio tanto a judíos como a no judíos para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús.
22 «Miren que ahora yo, encomendado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá;
23 solamente sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones.















































































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