Page 1433 - Biblia el Unico Dios
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 24 Pero yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
25 «Y ahora yo sé que ya no volverán a ver mi rostro ninguno de ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino de Dios.
26 Por esto les testifico en el día de hoy que yo estoy limpio de la sangre de todos,
27 porque no me acobardé de anunciarles todo el designio de Dios.
28 «Tengan cuidado de ustedes y de toda la grey, en medio de la cual los ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre
29 «Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos crueles que no perdonarán al rebaño;
30 y también que de entre ustedes mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí.
31 Por tanto, vigilen y acuérdense que durante tres años no he cesado de amonestarlos día y noche con lágrimas a cada uno de ustedes.
32 «Ahora les encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darnos la herencia con todos los santificados.
33 «Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos.
34 Ustedes saben que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros.
35 En todo les he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presente las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.»
36 Dicho esto se puso de rodillas y oro con todos ellos.
37 Rompieron entonces todos a llorar y arrojándose al cuello de Pablo, le besaban,
38 afligidos sobre todo por lo que había dicho: que ya no volverían a ver su rostro. Y fueron acompañándole hasta la embarcación.
Hechos 21
Viaje de Pablo a Jerusalén
1 Despidiéndonos de ellos nos hicimos a la mar y navegamos directamente hasta llegar a Cos; al día siguiente, hasta Rodas, y de allí hasta Pátara.
2 Encontramos una nave que partía para Fenicia; nos embarcamos y partimos.
3 Al pasar, vimos la isla de Chipre y dejándola a la izquierda, íbamos navegando rumbo a Siria; arribamos a Tiro, pues allí la nave debía dejar su cargamento.
4 Habiendo encontrado a los discípulos nos quedamos allí siete días. Ellos, iluminados por el Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.














































































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