Page 1591 - Biblia el Unico Dios
P. 1591
1 Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, y ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Jesús, porque le veremos tal cual es.
3 Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como Jesús es
puro.
4 Todo el que comete pecado infringe también la ley, y el pecado es infracción de
la ley.
5 Y saben que Jesús el hijo de Dios se manifestó para quitar los pecados y en él
no hay pecado.
6 Por eso, cualquiera que sea amigo de Jesús, y quiera mantenerse unido a él, no
puede seguir pecando. El que peca, no conoce al Señor Jesús ni lo entiende.
7 Hijos míos, que nadie los engañe. Quien obra la justicia es justo, como Jesús es
justo.
8 Quien comete el pecado es del Diablo, porque el Diablo peca desde el
principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.
9 Ninguno que sea hijo de Dios practica el pecado, porque tiene en sí mismo el
germen de la vida de Dios; y no puede seguir pecando porque es hijo de Dios.
10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no
obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.
11 Porque este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos
unos a otros.
12 No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le
mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.
Ge.4:4-8
13 No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece.
14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte.
15 Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y saben que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él.
16 En esto hemos conocido lo que es amor: en que Jesús el hijo de Dios, dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.
17 Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?
18 Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.
19 En esto conoceremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestra conciencia ante Dios,
20 en caso de que nos condene nuestra conciencia, Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
21 Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios,