Page 460 - Biblia el Unico Dios
P. 460

28 Se acercó Ahimaas y dijo al rey: «¡Paz!», y se postró ante el rey, rostro en tierra. Luego prosiguió: «Bendito sea el Señor (יהוה) tu Dios que ha sometido a los hombres que alzaban la mano contra mi señor el rey.»
29 Preguntó el rey: «¿Está bien el joven Absalón?» Ahimaas respondió: «Yo vi un gran tumulto cuando el siervo del rey, Joab, envió a tu siervo pero no sé qué era.»
30 El rey dijo: «Pasa y ponte acá.» El pasó y se quedó.
31 Llegó el etíope y dijo: «Recibe, oh rey mi señor, la buena noticia, hoy te ha liberado el Señor (יהוה) de la mano de todos lo que se alzaban contra ti.»
32 Dijo el rey al etíope: «Está bien el joven Absalón?» Respondió el etíope: «Que les suceda como a ese joven a todos los enemigos de mi señor el rey y a todos los que se levantan contra ti para hacerte mal.»
33 Entonces el rey se estremeció. Subió a la sala que había encima de la puerta y rompió a llorar. Decía entre sollozos: «¡Hijo mío, Absalón; hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!»
2 Samuel 19
David vuelve a Jerusalén
1 Avisaron a Joab: «Mira que el rey está llorando y lamentándose por Absalón.» 2 La victoria se trocó en duelo aquel día para todo el pueblo, porque aquel día supo el pueblo que el rey estaba desolado por su hijo.
3 Y aquel día fue entrando el ejército a escondidas en la ciudad, como cuando va a escondidas un ejército que huye avergonzado de la batalla.
4 El rey, tapado el rostro, decía con grandes gemidos: «¡Hijo mío, Absalón; Absalón, hijo mío, hijo mío!»
5 Entró Joab en la casa, donde el rey, y le dijo: «Estás hoy cubriendo de vergüenza el rostro de todos tus servidores, que han salvado hoy tu vida, la vida de tus hijos y tus hijas, la vida de tus mujeres y la vida de tus concubinas,
6 porque amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te aman; hoy has demostrado que nada te importan tus jefes ni tus soldados; ahora estoy comprendiendo que si Absalón viviera y todos nosotros hubiéramos muerto hoy, te habría parecido bien.
7 Ahora levántate, sal y habla al corazón de tus servidores, porque por el Señor te juro que, si no sales, no quedará contigo esta noche ni un hombre, y esto )יהוה( sería para ti mayor calamidad que cuantas vinieron sobre ti desde tu juventud hasta hoy.»
8 Se levantó el rey y vino a sentarse a la puerta. Se avisó a todo el ejército: «El rey está sentado a la puerta», y todo el ejército se presentó ante el rey. Israel había huido cada uno a su tienda.
9 Y todo el pueblo discutía en todas las tribus de Israel diciendo: «El rey nos libró de nuestros enemigos y nos salvó de manos de los filisteos y ahora ha tenido que huir del país, lejos de Absalón.



















































































   458   459   460   461   462