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La historia de Teotihuacán se inicia cuando algu- nificados, de formas de vida y de maneras de
nas de las pequeñas aldeas agrícolas del valle interpretar el mundo que han orientado el com-
de México empezaron a especializarse en la ela- portamiento de la sociedad teotihuacana que la
boración de diversos productos que con el tiem- vive y la de la sociedad que visita. Representa-
po comenzaron a intercambiar con los pueblos ciones sociales que pueden incluir los sentimien-
vecinos y ya para el años 200 a. C, esos pueblos tos más íntimos de las comunidades teotihuaca-
se asentaron en la zona aportando sus respecti- nas y circundantes que pueden evocar la memo-
vas filosofías y conocimientos en la elaboración ria histórica y colectiva asociada a un conjunto
de joyas vasijas, herramientas, etc., lo que gene- de actos y valores que determina las formas de
ró una gran efervescencia cultural y comercial ser y de hacer las cosas, de concebir el mundo y
que con el pasar de los años, motivaría que la la existencia de la propia comunidad. La pérdida
influencia de la cultura teotihuacana se extendie- o persistencia de las representaciones sociales
ra por todos los rincones de Mesoamérica. repercuten sobre el patrimonio cultural y hacen
que éste cobre o pierda significación, que man-
Así mismo en esta zona Arqueológica se en-
cuentran un gran número de palacios como el de tenga o carezca de valor y de razón de ser y se
Quetzalcóatl, entre otros, y varios murales muy torne en un legado preciado o prescindible a pe-
bien conservados que nos narran de alguna ma- sar de su relevancia histórica, arqueológica, ar-
nera muy refinada y bella la forma de ver el mun- tística, estética o social.
do de esta cultura.
Las Pirámides de la Zona Arqueológica de Teo-
tihuacán no son simplemente objetos inventaria-
dos como parte de los bienes culturales bajo
custodia y competencia del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH). Son un conjunto
de elementos materiales declarados Monumen-
tos Arqueológicos y reconocidos como patrimo-
nio de la humanidad por sus valores culturales:
históricos, arqueológicos, artísticos y estéticos
inherentes a su materialidad. Las Pirámides Teo-
tihuacanas son bellas y valiosas en sí mismas,
persistentes a través del tiempo y del espacio.
Las Pirámides Teotihuacanas son también obje-
tos que suscitan la evocación de una concepción
del pasado que nos permiten imaginar y crear
formas de interpretar el presente. Los valores,
inmersos en las pirámides como entidades abs-
tractas, se conocen sólo por la intuición emocio-
nal de los individuos, y están determinados por la
sociedad que las vive y las disfruta. Teotihuacán
es un tesoro, nacional y universal; es un sitio re-
presentativo y emblemático de nuestro país, que
refiere forzosamente a un símbolo de identidad
nacional. Teotihuacán es, también, el sumario
simbólico de un conjunto de representaciones
sociales conformadas por un compendio de sig-
