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8. ¿Cómo lograste sobrevivir en las
cárceles franquistas?
Pues sobreviví porque éramos una fa-
milia. A pesar del hambre y la sed que
pasábamos. Fíjate como sería que lle-
gamos a bebernos hasta el agua proce-
dente de los desagües de la prisión…
Las presas políticas llegamos a la
conclusión de que debíamos formar
un colectivo. Éramos muy crueles con
nosotras mismas. Un día le dieron una
paliza brutal a otra compañera que no
había soportado la tortura y había dela- © Baral
tado a algunos camaradas… No podía-
mos mostrar debilidad delante de las
funcionarias ni por supuesto delante
de las propias compañeras… Aun así, Pero cuando estaba hambrienta, te puedo asegurar que la naturaleza me gritaba
tengo clarísimo que no hubiera sobre- que me ocupara de mi propia supervivencia.
vivido sin la protección del grupo, sin la 11. ¿Crees que las siguientes generaciones hemos aprendido algo de aquel ho-
protección de esas mujeres valientes, rror?
seguramente mucho más que yo.
Te voy a decir algo muy sinceramente y además de forma dolorosa. Pienso que hay
9. ¿Recuerdas algún olor especial- un gran desconocimiento de la historia universal en general y de la española en
mente desagradable de tu paso por la particular, sobre todo de la más reciente. Tengo la sensación de que la gente no la
prisión que no hayas podido olvidar? quiere conocer y de que a veces las palabras se utilizan como armas arrojadizas. Y
Pues recuerdo muchos olores desagra- yo me pregunto, ¿esas personas que las dicen, conocen el contexto en el que sur-
dables, como tú dices… Por desgracia gieron esas palabras y su significado real?
nací con un olfato muy sensible, o fino, Ha habido un gran silencio alrededor de esa etapa de nuestra historia, por toda la
como decía mi madre. represión que hubo, sobre todo durante la dictadura. A pesar de lo cruel que fue la
Hay uno que tengo grabado a fuego, el guerra en sí, que fue muy cruel, yo creo que si se ha aprendido algo, por desgracia,
olor del miedo. Podía saber cuál de mis es a malinterpretar la memoria histórica.
compañeras vivía tras una máscara de No sé si es que no hemos aprendido o no hemos querido aprender.
valentía y cuál no. El olor del sudor que
desprendían no tenía nada que ver con
la falta de higiene, no sabría explicár- “Pienso que hay un gran desconocimiento de la
telo, era una intuición y con el tiempo historia universal en general y de la española en
acababan confirmándomelo. En aquel
momento no le supe poner nombre, me particular, sobre todo de la más reciente. Tengo
enteré mucho después leyendo un artí- la sensación de que la gente no la quiere conocer
culo en una revista de ciencia. Es increí-
ble cómo el cuerpo y la mente llevados y de que a veces las palabras se utilizan como
al extremo se revelan, y por muchas armas arrojadizas”
máscaras que te pongas, acaban dela-
tándote.
10. En la cárcel, ¿qué te dolía más, tu 12. Es de sobra conocido que los hombres son los que inician las guerras, ¿hasta
propia hambre o la de tu familia? cuándo van a quitarnos la paz a las mujeres?
Mira, el objetivo del ser humano es so- Buena pregunta, y muy difícil de responder, por cierto. Efectivamente, no somos
brevivir y en las cárceles franquistas nosotras quienes decidimos si habrá guerra o no. Nunca estamos en esa posición
era lo que intentábamos hacer desde de poder. Nadie nos pregunta. No solo sufrimos los asesinatos de nuestros seres
que nos levantábamos hasta que nos queridos, como pueden sufrir los hombres víctimas del mismo conflicto, sino que
acostábamos. Mi familia me dolía en padecemos el dolor añadido de ser el trofeo de los soldados. Somos objetos con-
el alma, por supuesto. Cuando pasaba tra los que descargan su ira, su odio y su violencia. El cuerpo de las mujeres es un
mucho tiempo sin tener noticias suyas, campo de batalla en sí mismo. Somos el botín de guerra de todas las guerras desde
me moría de la preocupación. que el mundo es mundo.
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