Page 86 - SAN FERNANDO DE OCCIDENTE. ELEMENTOS DE SU TRADICIÓN
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campana durante tres intervalos. El acto terminaba con el retorno de las
ánimas al Campo santo.
Muchos de los abuelos afirman haber visto, asomados desde las claraboyas
de sus casas estas procesiones y que el tiempo se ha cambiado, desde que
se dejaron de invocar, pues ya no se sabe cuando es verano y cuando es
invierno.
EL PENITENTE
El Penitente era un hombre que tenía el cuerpo lacerado y lleno de sangre,
que deambulaba por los montes provisto de un chucho o perrero, con el que
correteaba a los niños y jóvenes que desobedecían las órdenes de los
mayores o de sus padres.
LOS ENTIERROS
Eran tesoros dejados enterrados supuestamente por una persona rica bajo la
custodia del diablo, quien se manifestaba de múltiples maneras: indio, gato
negro, puerco, gallina, toro negro, braza, llama, hombre.
Los entierros siempre ponían de manifiesto a quienes se les aparecía el
cumplimiento de un deseo. Ese deseo generalmente consistía entregar el
alma de un hermano, de los papás, tíos, hijos... Además la persona
afortunada tenía que orinárselo en cruz, si se le manifestaba en braza o
candela. O a veces pelear si se trataba de un toro, indio, perro, etc.
Nuestros abuelos para buscar entierros utilizaban varillas y hojas en cruz.
Era en Semana Santa las épocas en que salían y en la que los ambiciosos se
atrevían a sacarlos.
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