Page 6 - Escombros del Ayer
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poeta, sin saber si lo que él siente y expresa es sólo
problema suyo, o puede tener validez universal.
Comienza con buen paso Luis Gonzaga ese difícilmente
grato - y si se es verdaderamente escritor, irrevocable
- compromiso consigo mismo de exorcizar a sus
demonios interiores, y permitir que sus lectores nos
asomemos al mundo que percibe, para ver las
coincidencias, diferencias y aciertos.
Para ello, cuenta con la ventaja de ser serio: es
consciente de que cada vez deberá exigirse más, y
tratar de convivir - jamás dominar - con el vocablo, el
giro, la metáfora precisa; y además, tiene la lucidez
de discernir que nuestras palabras nunca podrán ser
más que un breve atisbo a otra dimensión. Como bien
lo decía Dámaso Alonso: "Lengua, barro mortal, cincel
inepto/dejas intacto el claro motivo del concepto".
Pero el encanto de la poesía consiste, precisamente en
esos chispazos que nos permiten espiar, así sea
fugazmente el cosmos total (panteísta y spinoziano)
que integra, confunde, encierra, todos los cosmos
particulares.
David Ernesto Peña Galindo