Page 42 - La vida de Baden-Powell en cuadros
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B.-P. se dejó crecer una gran barba hirsuta, que le daba el
aspecto de un terrible rufián, e inició una cabalgata de mil
kilómetros a través de las montañas. Llevaba del cabestro
un caballo de repuesto, en cuyo lomo había colocado sus
mantas y comida.
Nadie debía
sospechar que se
trataba de un
soldado británico.
Disfrazado como reportero barbado, pudo B.-P. hacer un
cuidadoso reconocimiento de las montañas, trazando de
ellas, mapas precisos, para lo cual demostró ser de gran
valor su poder de observación y
deducción.
Nadie pudo sospechar que
aquel personaje era un
soldado.
Solamente una vez se olvidó de
su papel, al encontrarse con su
Mayor, el refunfuñón, a quien
saludó. El mayor pensó que
se trataba de un pordiosero,
blandió su fuete y gruñó:
“¡fuera de aquí!”. B.-P.
quedó grandemente
complacido de su disfraz.
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