Page 210 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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destrucción de sus fuentes de trabajo de los miskitos por Misurasata."
En 1986 el International Work Group for Indigenous Affairs (IWGIA.). con
sede en Copenhague, publicó el primer anuario sobre pueblos indígenas y
derechos humanos, recopilando lo más importante que había ocurrido durante ese
año en dicha materia. El anuario cubre todo el mundo y la sección referente a
América Latina ocupa alrededor de la quinta parte, señalándose los siguientes
casos:
En México, se menciona la lucha de los pueblos mixe, huasteco, purépecha
y los indios de Chiapas por sus tierras y en contra del dominio y la represión
ejercidos por los "caciques" rurales.
En Guatemala, a pesar del retorno a un gobierno civil después de más de
20 años de dictadura militar, siguen las violaciones a los derechos humanos de los
indios y continúa el flujo de refugiados.
Los mayas de Belice exigen el reconocimiento de su territorio tradicional y
el autogobierno local.
Los indios izalcos en El Salvador sufren matanzas desde 1983 en el marco
de la guerra civil en ese país que ha producido ya más de 30 000 muertos
indígenas en siete años.
En Honduras la situación de los refugiados miskitos de Nicaragua es
particularmente delicada.
En Nicaragua la situación de los miskitos ha mejorado desde que se
permitió el regreso al río Coco de los que habían sido desplazados en Tasba Pri y
se está discutiendo el estatuto de autonomía de la Costa Atlántica, que algunos
pueblos indígenas consideran todavía inadecuado, particularmente en lo que se
refiere a los derechos a la tierra y a la autodeterminación.
Veinte mil indígenas en Costa Rica han logrado estar representados en la
Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CONAI), que ha preparado un Plan
Nacional Indigenista.
Los guaymí de Panamá continúan en su lucha por obtener la demarcación
de su comarca que hasta ahora les ha sido negada por el gobierno que sufre las
presiones de ganaderos y compañías interesadas en explotar las tierras de los
guaymíes. En cambio, los kuna, que tienen su comarca reconocida legalmente, se
resisten a invasiones de sus tierras por parte de intereses externos.
En Surinam la población indígena (15 000 personas) sufre las
consecuencias de la violencia desatada entre dos facciones del ejército y más de
4 000 refugiados indígenas han tenido que dejar sus comunidades.
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