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pendidos a corta altura. En el catálogo ibérico, los números son observaciones en esas regiones tienen una mayor probabilidad de
53 % y 38 %, respectivamente. En ambos catálogos la proporción llegar al conocimiento del analista a través de esos grupos.
de ocupantes es similar. Este notable resultado parece indicar que Esta tendencia en la distribución de los casos la extraemos
la actividad que estamos estudiando tiene ciertas fuertes invaria- para reflexión de los investigadores de España. Esta densidad más
bles; una observación muy alentadora que se confirmará más ade- alta junto a algunas ciudades es aquí, probablemente, una medida
lante con el análisis de otros parámetros de las observaciones. de los datos desconocidos. Solamente después de que se lleve a
cabo un nuevo esfuerzo para reunir información de lugares aleja-
dos seremos capaces de determinar si la aparente escasez de ate-
B. Distribución de los tugares de aterrizaje rrizajes de tipo rural es o no genuina. Por la misma razón, esta-
mos inclinados a posponer cualquier discusión de los «grupos», ya
Regresemos a la Figura 1 bis (mapa de la página 437) y consi- que nuestros datos parecen insuficientes como base para una hi-
deremos también la Tabla 1, que da el número de casos por pro- pótesis.
vincia. Una sorpresa dada por el mapa estriba en el hecho de que
Portugal ofrece únicamente tres casos. Uno de esos aterrizajes es
TABLA 1 parte de la oleada de 1954, el segundo tuvo lugar en 1957 y el ter-
cero en 1960. ¿Podría pensar el lector que no disponemos de bue-
Provincia Total Provincia Total Provincia Total nos informadores en esa parte de la Península? Nada sería más
erróneo: nuestro corresponsal don Bernardino Sánchez, ciudadano
Sevilla 14 Palma 2 Córdoba 1 español afincado en Lisboa, ha examinado cuidadosamente sus am-
Barcelona 9 Cádiz 2 Pamplona 1 plios archivos, que cubren el período 1954-1970, para extraer todas
Badajoz 6 Cáceres 2 Almería 1 las observaciones del Tipo-I, y sólo hemos encontrado tres casos.
Granada 5 Santander 2 Logroño 0 La falta de informes de aterrizaje en Portugal debería interpretar-
Tarragona 5 Zaragoza 2 Salamanca 0 se, en opinión de los autores, como resultado de la adversa publi-
Palencia 4 Huesca 2 Pontevedra 0
Gerona 4 Alicante 1 Jaén 0 cidad generada por el famoso caso de «Serra de Gardunha», del
Oviedo 4 Murcia 1 Álava 0 24 de setiembre de 1954. (Una farsa admitida, perpetrada por un
Lérida 4 Teruel 1 Burgos 0 tal Francisco Antonio Freire, que quiso llevar publicidad a su villa
La Coruña 3 Albacete 1 Málaga 0
Vizcaya 3 León 1 Valencia 0 natal de Almaceda.) A esto debemos añadir el hecho de que en
Huelva 3 Toledo 1 Valladolid 0 Portugal no existe ninguna observación ONI para recoger datos
Madrid 3 Cuenca Lugo 0 dignos de crédito y descubrir observaciones inéditas. Esos facto-
Guipúzcoa 2 Guadalajara 1 Orense 0 res combinados han descorazonado a los testigos para seguir ade-
Ciudad Real 2 Soria 1 Ávila 0 lante con sus observaciones. Debemos subrayar que no hemos
Castellón 2 Segovia 1 Zamora 0
encontrado señal alguna de censura por parte de autoridades poli-
Podemos hacer las siguientes observaciones: ciales o gubernamentales, ni en España ni en Portugal.
• 22 provincias contienen dos o más casos.
• 13 contienen sólo un aterrizaje conocido.
• 13 están vacías.
Llamamos la atención del lector a un análisis anterior de los C. Oleadas de actividad
aterrizajes en Francia («Los humanoides», algunas constantes en
los aterrizajes), donde se encontraron grandes «áreas eludidas» al- Sabemos que el fenómeno ONI se manifiesta bajo una constan-
rededor de las ciudades principales. ¿Tenemos, aquí, una situación te peculiar y muy firme, caracterizada por crestas muy agudas que
parecida? Un vistazo al mapa llevará a una respuesta negativa : la se desarrollan en menos de dos semanas y elevan el nivel general
mayor densidad de casos se encuentra junto a Sevilla y Barcelo- de los informes sobre un período de tres a seis meses. Tales cres-
na (14 y 9 casos, respectivamente). Pero en esas dos ciudades, como tas de actividad alcanzaron los Estados Unidos en agosto de 1965
vimos en la primera parte de este informe, tienen sus sedes varios y marzo de 1966, conduciendo a reacciones sin precedentes por par-
grupos activos e investigadores independientes, y las noticias de te de las comunidades militar y científica; dieron lugar a la crea-