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RASSINIER : La mentira de Ulises
El terreno lleno de baches y el estado apenas concebible de los caminos y carreteras,
desgastan poco a poco los puntos de empalme y las partes impermeabilizadas. Se me preguntó
si sería preciso entonces efectuar la reparación en Berlín. Pero esta operación costaría
demasiado caro y exigiría demasiada gasolina. Con el fin de evitar estos gastos, di la orden de
hacer sobre el terreno pequeñas soldaduras y en caso de que esto resultase imposible de
telegrafiar inmediatamente a Berlín diciendo que el coche P.O.L. número... estaba fuera de
servicio. Además, ordené alejarse a todos los hombres en el momento de los gaseamientos a
fin de no exponer su salud a las posibles emanaciones de estos gases. Quisiera con este
motivo hacer todavía la siguiente observación: varios comandos hacen descargar los coches
por sus propios hombres después del gaseamiento. He llamado la atención al S.K. en cuestión
sobre los daños tante morales como físicos a que se exponen estos hombres, si no
inmediatamente al menos un poco
[200] más tarde. Los hombres se me quejaban de dolores de cabeza después de cada descarga.
Sin embargo no se puede modificar la ordenanza ( ), porque se teme que los detenidos ( )
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empleados en este trabajo podrían escoger un momento favorable para emprender la huida.
Para proteger a los hombres contra este inconveniente, le ruego que dicte las órdenes
oportunas.
El gaseamiento no se lleva a cabo como debiera. A fin de terminar antes con esta
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acción, los chóferes aprietan siempre a fondo el acelerador ( ). Esta medida ahoga a las
personas que se ejecuta en vez de matarlas adormeciéndolas. Mis instrucciones son las de abrir
las manivelas de tal forma que la muerte sea más rápida y más apacible para los interesados.
Ya no tienen los rostros desfigurados ni dejan eliminaciones como se podía comprobar hasta
ahora.
Hoy me dirijo hacia los lugares de estacionamiento del grupo B, y las posibles noticias
me pueden llegar allí.
(firmado) DR. BECKER. S.S. Untersturmführer.
(Según la obra de David Rousset El payaso no ríe.)
Este informe viene en apoyo de una afirmación de Eugen Kogon, que en El infierno
organizado escribe:
«... ella (la S.S.) empleaba también cámaras de gas ambulantes: eran autos que por fuera
parecían coches celulares y en el interior estaban adecuadamente instalados. En estos cochos, no
parece haber sido muy rápido el gaseamiento, pues de ordinario rodaban bastante tiempo antes de
pararse y de descargar los cadáveres.» (Página 154.)
Eugen Kogon, que no dice si se han encontrado estos coches de la muerte, tampoco
cita este informe.
Sea lo que sea, hay que felicitar al traductor que si bien no ha logrado llenar ciertas
lagunas ni satisfacer algunas curiosidades, ha dado al menos a la forma una extraordinaria
fisonomía latina en la expresión del pensamiento.
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Y es preciso advertir:
1.* que les es más fácil a los actuales investigadores de documentos encontrarlos sobre
lo que pasaba en Mariampol que sobre 1o que pasaba en Dachau;
2.* que omitiendo una ordenanza procedente de un ministroe, se destaca la simple
«carta de un alférez a su teniente» relativa a la cuestión.
3.* que si se ha encontrado un escrito, no parece que se hayan encontrado los coches –
o al menos si se han encontrado el acontecimiento ha hecho muy poco ruido.
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Es curioso que se haya encontrado este inforne del alférez y no la ordenanza a la cual se refiere - a no ser que
se publique el uno, pero no la otra.
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Qué detenidos?
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El gaseamiento se hacía, pues, por los vapore de carburante: la palabra queda ahora para los técnicos.
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