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trabajo: en carne y hueso cuando abras la puerta y dejes que el mundo ilumine la burbuja de tu sueño, y en espíritu durante los días de la prime- ra versión, cuando esté cerrada la puerta. Esto te ayudará a salir un poco de ti mismo, ya que “casi todos los escritores son inseguros, sobre todo entre la primera y la segunda versión, cuando se abre la puerta del estudio y entra luz del mundo exterior”.
“Todas las artes dependen de la telepatía en mayor o menor medida, pero
la literatura ofrece su destilación más pura”
¿De dónde surgen las historias? ¿Cómo se cons- truye un personaje de ficción? ¿Y un diálogo con- vincente? ¿Qué importancia debemos darle a la trama? King nos da su particular respuesta, ba- sada en su experiencia, a estas y otras preguntas básicas a las que se enfrenta cualquier escritor que quiera contar una historia. Para ello, se apoya en dos cuestiones fundamentales que tienen mucho que ver con la comunicación: la prime-
ra es que “escribir bien consiste en entender los fundamentos (vocabulario, gramática, elementos de estilo) y llenar la tercera bandeja de la caja de herramientas con los instrumentos adecuados”. La segunda, que “trabajando duro, poniendo em- peño y recibiendo la ayuda oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en buen escritor”. Eso sí, “si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho”. No hay ninguna manera de saltárselas, ningún atajo. Solo así se consigue escribir buena narrativa.
Por otro lado, Stephen King pone en jaque dos de las máximas más promulgadas en la mayoría de clases de escritura. En primer lugar, es de los pocos escritores que recomienda leer mala prosa para aprender a escribir. “Cada libro que se elije tiene una o varias cosas que enseñar y a menudo los libros malos contienen más lecciones que los
buenos”. Si bien es cierto que la buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y sinceridad creativa, le- yendo prosa mala también podemos aprender de manera más clara qué cosas debemos evitar. Y, en segundo lugar, transforma la máxima «escribe de lo que sepas» en «escribe de lo que te dé la gana». Porque, por ejemplo, el fontanero no solo sabe de fontanería. También sabe cosas del corazón y de la imaginación. Y sin esta última, el mundo de
la ficción no existiría. De ahí que “la narrativa consiste en descubrir la verdad dentro de la red de mentiras de la ficción”.
Te he hablado mucho de escribir, pero y ¿qué pasa con la lectura? Habíamos dicho que es el centro creativo de la vida de un buen escritor. En efecto. La verdadera importancia de leer es que genera confianza e intimidad con el proceso de la escritura. King señala que “la lectura constante te lleva a un lugar (o estado mental, si lo prefie- res) donde se puede escribir con entusiasmo y sin complejos. También te permite ir descubriendo qué está hecho y qué por hacer, y te enseña a dis- tinguir entre lo trillado y lo fresco, lo que funcio- na y lo que solo ocupa espacio”.
“Los libros son la magia más portátil que existe”
Pero esto no acaba aquí. Porque, a partir de este punto, King desarrolla uno a uno los instru- mentos (historia, descripción, diálogos, perso- najes, ritmo, simbolismo, temática, precedentes e investigación) que el escritor debe usar para desenterrar las historias lo más intactas posi- ble. Y para ello es imprescindible la sinceridad, ya que todo el oficio de la descripción, el diálogo y la creación de los personajes se reduce a ver y oír con claridad, para después transcribir con
la misma claridad lo visto y oído. En este pun- to, merece una mención especial hablar de la aversión que siente Stephen por la voz pasiva (a la que considera propia de escritores tímidos) y por los adverbios. Y también caben mencionar
19 | VILLA McLUHAN | WGO? 2018 STEPHEN KING. MIENTRAS ESCRIBO






















































































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