Page 310 - Novelas
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          302         OBRAS DE SELGAS.
            Miró  el Coronel atentamente  á  su amigo.
          ¿Qué significaba aquella exclamación?... Porque,
          suponiendo su perspicacia que Guillén sólo po-
          dría necesitarlo para intervenir en un lance de
          honor  , no comprendía el terror que se dibujaba
          en la palidez de su semblante ....  .  . .
                                     « Sangre !
                                      ¡
          ¡ Siempre sangre !....»  ¿ Qué quería decir esto?
          ¿Era tan cobarde que temblaba ante la idea de
          un rasguño? ¿O era un hombre feroz, cansadoya
          de matar gente?....
            Después de un momento de reflexión, se enco-
          gió de hombros, diciendo:
            — No nos entendemos.
            Guillén se pasó la mano por la frente, como si
          quisiera arrancar de ella la nube que la oscurecía.
            La muerta  , si puedo  decirlo  así, no estaba
          completamente muerta  . ó, por lo menos, al dejar
          el sepulcro debió  encontrar á la mano un soplo
          de la vida mortal que nos anima en nuestro paso
          por la tierra.
            No poseía ciertamente la ubicuidad necesaria
          para ver al través de los párpados, y, aunque con
          solemne lentitud  , abrió los ojos, lanzando sobre
          el primo  Guillén una mirada dura  ,  tenaz  y
          profunda.
            Por un impulso involuntario de todo su ser,
          el heredero de la viuda asesinada retrocedió ante
          aquellas pupilas, fijas en él, como si quisieran de-
          tenerlo  y sujetarlo. No era esta la única señal de
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