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LITERATURA - S. XX
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                                               SUEÑO QUE TE VEO...







                      Sueño que te veo superpuesta               Tu aliento tu sangre salvados de la loca jug-
                                                                              laría del aire
                        indefinidamente a ti misma
                                                                 Atraviesas la calle los coches que sobre ti se
                Estás sentada sobre el alto taburete de coral                 lanzan no son


                Delante de tu espejo siempre en su cuarto                    más que sombras
                               creciente
                                                                                Y la misma
                 Dos dedos sobre el ala de agua del peine
                                                                                   Niña
                           Y al mismo tiempo                           Presa en un fuelle de lentejuelas


               Regresas de un viaje te quedas la última en la                 Saltas a la comba
                                gruta
                                                                     Bastante tiempo para que aparezca
                        Resumante de relámpagos                       en lo alto de la escalera invisible


                            No me reconoces                             La única mariposa verde que
                                                                 frecuenta las cimas de Asia Acaricio todo lo
                Estás tendida en el lecho te despiertas o te                  que fue tuyo
                               duermes
                                                                        En todo lo que debe serlo aún
                Te despiertas donde te dormistes o en cual-
                           quier otra parte                             Oigo silbar melodiosamente


               Estás desnuda todavía rebota la bala de saúco              Tus brazos innumerables


                  Mil balas de saúco murmuran sobre ti               Serpiente única en todos los árboles


                     Tan ligeras que en cada instante           Tus brazos en cuyo centro gira el cristal de la
                              tú las ignoras                    rosa de los vientos Mi fuente viva de Sivas


                                                                     Versión de Manuel Álvarez Ortega













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