Page 253 - La sangre manda
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y aprobaría. Así ha sido, pero me ha aconsejado que me ande con cuidado. Lo
procuraré, aunque mentiría si no dijera que tengo malos presentimientos.
También he llamado a mi amiga Barbara Robinson y le he dicho que me
quedaré en casa de mi madre el sábado por la noche. Debo asegurarme de que
ella y su hermano Jerome crean que mañana no estaré en la ciudad. Me pase
lo que me pase, necesito saber que ellos no corren peligro.
A Ondowsky le preocupa lo que yo pueda hacer con la información que
tengo, pero a la vez se siente muy seguro de sí mismo. Me matará si puede.
Lo sé. Lo que él no sabe es que yo ya he estado en situaciones como esta
antes, y no lo infravaloraré.
Bill Hodges, mi amigo y durante un tiempo socio, me tuvo en cuenta en
su testamento. Me nombró beneficiaria de su seguro de vida, pero me dejó
también algunos recuerdos que para mí significan aún más. Uno de ellos fue
su arma reglamentaria, un revólver Smith & Wesson de calibre 38 para uso
militar y policial. Bill me contó que hoy día, en las ciudades, la mayor parte
de la policía lleva la Glock 22, con quince balas en el cargador en lugar de
seis, pero que él era de la vieja escuela y se enorgullecía de ello.
No me gustan las armas —las detesto, de hecho—, pero mañana usaré la
de Bill, y no vacilaré. No hablaremos. Ya mantuve una conversación con
Ondowsky, y con eso me bastó. Le dispararé en el pecho, y no solo porque
hay que apuntar siempre al centro de la masa, algo que aprendí en las clases
de tiro que tomé hace dos años.
La verdadera razón es
[Pausa.]
¿Recuerdas lo que pasó en la cueva cuando golpeé en la cabeza a aquel
ser que encontramos? Claro que sí. Soñamos con ello, y nunca lo
olvidaremos. Creo que la fuerza —la fuerza física— que impulsa a esos seres
es una especie de cerebro alienígena que ha sustituido al cerebro humano que
quizá existiera antes. No sé cuál es su origen, ni me importa. Puede que un
disparo en el pecho no lo mate. En realidad, Ralph, en cierto modo cuento con
eso. Creo que hay otra manera de deshacerse de ese ser para siempre. Verás,
hubo un fallo de software.
Mi madre acaba de llegar. Intentaré acabar esto más tarde hoy mismo o
mañana.
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