Page 14 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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partes una vida de engaño. Nunca sé dónde está mi esposa y mi esposa nunca

               sabe lo que  estoy haciendo.  Cuando nos encontramos  (nos encontramos  de
               vez en cuando, cuando salimos juntos a cenar o vamos a ver al Duque), nos
               contamos las más absurdas historias con los rostros más solemnes. Mi esposa
               es muy buena en esto (en realidad, mucho mejor que yo). Jamás se confunde

               con  las  fechas,  y  yo  siempre  lo  hago.  Aunque,  cuando  me  descubre,  no
               discute lo más mínimo. A veces me gustaría que lo hiciera, pero se limita a
               burlarse de mí.
                                                                                                     ⁠
                    —Detesto  la  manera  en  que  hablas  de  tu  vida  de  casado,  Harry  —dijo
               Basil  Hallward  librándose  de  su  mano  y  caminando  hacia  la  puerta  que
               conducía  al  jardín⁠—.  Creo  que  eres  en  realidad  muy  buen  esposo,  pero  te
               avergüenzan  por  completo  tus  virtudes.  Eres  un  caso  extraordinario.  Jamás
               dices nada moral, pero jamás haces nada malo. Tu cinismo no es más que una

               pose.
                    —Ser natural no es más que una pose, y la más exasperante que conozco
                  ⁠
               —exclamó riendo lord Henry, y los dos jóvenes salieron juntos al jardín, y
               durante algún tiempo permanecieron en silencio.

                    Tras una larga pausa, lord Henry sacó su reloj.
                                                                   ⁠
                    —Me  parece  que  debo  irme,  Basil  —murmuró⁠—,  y  antes  de  hacerlo
               insistiré en que me respondas a la pregunta que te he hecho hace un rato.
                    —¿Qué  pregunta?  —preguntó  Basil  Hallward  sin  levantar  la  vista  del

               suelo.
                    —Sabes muy bien cuál es.
                    —No lo sé, Harry.
                    —Bien, te la haré de nuevo, entonces.

                    —Por favor, no lo hagas.
                    —Debo hacerlo. Quiero que me expliques por qué no quieres exponer el
               retrato de Dorian Gray. Quiero la verdadera razón.
                    —Te he dicho la verdadera razón.

                    —No, no lo has hecho. Dijiste que era porque había demasiado de ti en él.
               Pero eso es una niñería.
                    —Harry —dijo Basil Hallward mirándolo directamente al rostro⁠—, todo
               retrato  pintado  con  emoción  es  un  retrato  del  artista,  no  del  modelo.  El

               modelo no es más que el accidente, la ocasión. No es él el revelado por el
               pintor, sino el propio pintor quien, sobre los colores del lienzo, se revela a sí
               mismo.  La  razón  por  la  que  no  expondré  este  cuadro  es  que  temo  haber
               mostrado en él el secreto de mi propia alma.

                    Lord Harry se rió.




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