Page 163 - En nombre del amor
P. 163

NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
parecían casi madre e hija y, por un brevísimo instante, Travis podía sentir como si la familia estuviera reunida de nuevo.
Allison, por otro lado, era la que se aseguraba de que las niñas comprendieran que, a pesar de su tristeza y su angustia, todavía tenían responsabilidades. Les recordaba que tenían que ordenar la habitación, las ayudaba en los deberes escolares y siempre les pedía que llevaran los platos al fregadero. Lo hacía con dulzura, pero a la vez con firmeza, y a pesar de que sus hijas a veces se olvidaban de sus obligaciones algunas noches cuando Allison no venía, cada vez sucedía con menos frecuencia de lo que Travis habría esperado. Inconscientemente, parecían darse cuenta de que sus vidas requerían cierto orden y estructura y Allison era exactamente lo que necesitaban.
Entre ellas y la madre de Travis —que acudía cada tarde y prácticamente todos los fines de semana—, casi nunca se quedó a solas con sus hijas las semanas que siguieron al accidente, y las cuatro asumieron la función de madres de un modo que él no habría podido. Y realmente ahora lo valoraba. Durante las primeras semanas, a duras penas conseguía reunir fuerzas para levantarse de la cama por las mañanas, y durante casi todo el día sólo tenía ganas de llorar. El peso de la culpabilidad lo asfixiaba y no simplemente por el accidente. No sabía qué hacer o qué se suponía que tenía que hacer. Cuando estaba en el hospital, deseaba estar en casa con sus hijas; cuando estaba en casa con sus hijas, deseaba estar con Gabby en el hospital. Nada le parecía correcto.
Después de seis semanas de tirar enormes cantidades de comida a la basura, Travis acabó pidiendo a sus amigas que no le preparasen más la cena, aunque eso no significaba que no pudieran pasar a visitarlos. Tampoco deseaba que pasaran cada día. Por entonces, con visiones de Kenneth Baker pululando constantemente en su mente, sabía que tenía que asumir el control de lo que quedaba en su vida. Debía volver a ser el padre que había sido una vez, el padre que Gabby quería que fuera, y, poco a poco, lo consiguió. No fue fácil, y aunque todavía había días en que Christine y Lisa parecían echar de menos la atención que les brindaban los amigos de sus padres, Travis se puso las pilas para encargarse de ellas. Tampoco se trataba de que, de repente, todo volviera a la normalidad, pero ahora que ya habían transcurrido tres meses, sus vidas eran tan normales como podría esperarse. Al asumir la responsabilidad del cuidado de sus hijas, Travis a veces pensaba que se había salvado a sí mismo.
Por el lado negativo, desde el accidente apenas le quedaba tiempo para compartirlo con Joe, Matt y Laird. Si bien ellos todavía se dejaban caer de vez en cuando para tomar una cerveza con él cuando las niñas ya se habían acostado, sus conversaciones eran forzadas. La mitad del tiempo, todo lo que decían parecía ser... «incorrecto», en cierto modo. Cuando le preguntaban por Gabby, él no se sentía de humor para hablar de ella. Cuando intentaban hablar sobre otro tema, Travis se preguntaba por qué intentaban desviar la atención de Gabby. Sabía que no estaba siendo justo, pero el rato que pasaba con ellos no podía evitar pensar en las diferencias entre sus vidas y la suya. A pesar de su amistad y su paciencia, a pesar de su afabilidad, no podía evitar pensar que al cabo de poco rato, Joe se iría a su casa para estar con Megan y que conversarían plácidamente acurrucados en la cama; cuando Matt le ponía la mano en el hombro, Travis se preguntaba si Liz estaría contenta de que Matt hubiera ido a verlo o si lo necesitaba para que hiciera alguna cosa en casa. Su relación con Laird era exactamente la misma y, muy a su pesar, a menudo se sentía exasperado en su presencia, sin poder explicar el porqué. Mientras que él estaba obligado a vivir constantemente con lo impensable, ellos podían conectar y desconectar de aquella tragedia y, por más que lo intentaba, no podía escapar a la ira que lo invadía por la injusticia de toda aquella situación. Anhelaba lo que ellos tenían y sabía que ellos jamás podrían comprender su pérdida, por más que lo intentaran. Se detestaba a sí mismo por pensar de aquel modo e intentaba ocultar
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 163


































































































   161   162   163   164   165