Page 52 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
avena, chicos que corrían unos quince kilómetros a diario—, y ninguno de ellos le había provocado antes el mismo efecto. ¿Qué tenía él, en particular?
Habría resultado más fácil si hubiera sido feo. Todos sus encuentros, desde la confrontación inicial hasta esa cita que tanto la incomodaba, habrían sido diferentes, simplemente porque no se habría sentido tan rara. «Pero se acabó», concluyó. No podía continuar por esa línea. No, señor. No con ese chico. Esa relación debía acabar. A partir de ahora se limitaría a saludarlo como una vecina cortés y volvería a vivir su vida sin distracciones.
—¿Estás bien? —se interesó él, escrutándola descaradamente—. Pareces aturdida.
—Sólo un poco cansada —mintió Gabby. Luego señaló hacia Molly—. Parece que le gustas.
—Sí —dijo él—. Nos llevamos muy bien. Me parece que han sido los Jerky Treats que le he dado esta mañana. Es la mejor comida para perros que existe y el gancho perfecto si quieres ganarte el corazón de un perro. Siempre se lo digo a los que trabajan en FedEx y UPS cuando me preguntan qué pueden hacer con los perros que los reciben con ladridos o gruñidos.
—Lo recordaré —soltó Gabby, recuperando rápidamente la compostura.
Cuando uno de los cachorros empezó a gimotear, Molly se incorporó y regresó junto a ellos, como si la presencia de Travis y Gabby le pareciera súbitamente extraña. Travis se puso de pie v frotó la manzana en los pantalones vaqueros.
—Bueno, ¿qué te parece?
—¿El qué?
—Molly.
—¿Qué pasa con Molly?
Él frunció el ceño. Cuando volvió a hablar, lo hizo pronunciando cada palabra lentamente. —¿Quieres llevártela a casa esta noche o no?
—¡Ah, eso! —exclamó ella, ruborizada como una colegiala que acabara de conocer al jugador estrella del equipo de fútbol americano de la universidad. Sintió ganas de abofetearse a sí misma por su estúpida actitud, pero en vez de eso carraspeó y dijo—: Creo que me la llevaré a casa. Si me aseguras que no será contraproducente para ella.
—No le pasará nada —le aseguró—. Es joven y está sana. Aunque ayer nos dio un buen susto, podría haber sido mucho peor. Molly tuvo mucha suerte.
Gabby cruzó los brazos.
—Sí, tienes razón.
Por primera vez, se fijó en que en la camiseta de él llevaba propaganda de un local en Key West, Dog's Saloon, o algo parecido. Travis dio un mordisco a la manzana, luego señaló hacia ella con la fruta.
—¿Sabes?, pensaba que te pondrías más contenta al ver que Molly está tan bien. —Oh, estoy entusiasmada.
—Pues no lo parece.
—¿Por qué lo dices?
—No sé... —dijo él. Tomó otro bocado de la manzana—. Por el modo en que te presentaste ayer en la puerta de mi casa, supongo que me imaginaba que demostrarías un poco más de emoción. No sólo por Molly, sino por el hecho de que por suerte yo estuviera allí para ayudarla.
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