Page 72 - En nombre del amor
P. 72

—Por lo menos, ¿cuál me sugerirías que visitara? —Es que no es tan fácil.
—¿Cómo que no?
—Viajar no tiene tanto que ver con los sitios que ves como con las sensaciones que vives. — Contempló el agua, perdido en sus pensamientos—. A ver si me explico: cuando acabé los estudios en el instituto, no sabía qué quería hacer, así que decidí tomarme un año sabático para ver mundo. Había ahorrado un poco de dinero (no tanto como pensé que iba a necesitar), pero metí cuatro cosas en la mochila, agarré la bicicleta y tomé un vuelo hacia Europa. Pasé los tres primeros meses haciendo... únicamente lo que me daba la gana y casi nunca estaba relacionado con lo que se suponía que tenía que ver. Ni tan sólo planeé un itinerario. No me interpretes mal; visité un montón de sitios. Pero cuando pienso en esos meses, básicamente recuerdo los amigos que hice por todas partes y los buenos momentos que pasamos juntos. Como en Italia, donde vi el Coliseo en Roma y los canales en Venecia, pero lo que realmente recuerdo es un fin de semana que pasé en Barí (que es una ciudad apartada de las rutas turísticas al sur del país, un sitio del que seguramente no habrás oído hablar) con algunos estudiantes italianos que conocí por casualidad. Me llevaron a un pequeño bar en el que tocaba una banda del pueblo, y a pesar de que la mayoría de ellos no hablaba ni una palabra de inglés y que mi italiano se limitaba a algunos platos del menú, nos pasamos toda la noche riendo. Después de eso, me enseñaron Lecce y Matera, y, poco a poco, nos hicimos buenos amigos. Lo mismo me pasó en Francia, en Noruega y en Alemania. Dormía en albergues cuando era necesario, pero la mayoría de las veces llegaba a una ciudad y conocía a alguien que me ofrecía que me quedara en su casa unos días. Realicé los trabajos más extraños que puedas llegarte a imaginar con tal de ganar un poco de dinero y cuando estaba listo para irme a descubrir otro lugar, simplemente me marchaba. Al principio pensé que era fácil porque Europa y Estados Unidos son muy parecidos. Pero lo mismo me sucedió cuando fui a Siria, a Etiopía, a Sudáfrica, a Japón y a China. A veces, tenía la impresión de que aquel viaje estaba escrito en mi destino, al igual que toda la gente que conocí, como si en cierto modo me hubieran estado esperando. Pero...
Realizó una pausa y la miró directamente a los ojos.
—Pero ahora soy una persona diferente al Travis de aquella época. Del mismo modo que era diferente al acabar el viaje que cuando lo inicié. Y mañana seré una persona diferente a la que soy ahora. Y eso significa que no puedo volver a realizar el mismo viaje. Por más que vaya a los mismos lugares y encuentre a las mismas personas, no será lo mismo. Mi «experiencia» no sería la misma. Para mí, eso es precisamente lo más importante de un viaje. Conocer a gente, aprender no sólo a apreciar una cultura diferente, sino a disfrutarla, como si uno fuese oriundo del lugar que visita, dejándose llevar por los impulsos que lo asaltan. Así que, ¿cómo quieres que te recomiende un país, si ni tan sólo yo sé lo que me voy a encontrar? Mi consejo es que hagas una lista de sitios, que anotes cada nombre en un trocito de papel, y que luego los barajes y elijas cinco al azar. Y después..., que vayas a esos sitios y a ver qué pasa. Si vas con las ideas claras y sin prejuicios, no importará dónde acabes ni cuánto dinero lleves. Será una experiencia que siempre recordarás.
Gabby permanecía en silencio mientras asimilaba el mensaje. —¡Uf! —suspiró al final.
—¿Qué?
—Por el modo en que lo cuentas, suena tan... romántico.
NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 72


































































































   70   71   72   73   74