Page 100 - Historia antigua de Megico: : sacada de los mejores historiadores espnoles, y de los manuscritos, y de las pinturas antiguas de los indios; : dividida en diez libros: : adornada con mapas y estampas, e ilustrada con disertaciones sobre la tierra, los animales, y los habitantes de Megico.
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     pero ordinariamente es de tres a cuatro pies de largo.  Los cascabeles
     pueden considerarse como un apéndice o continuación de las verte-
     bras, y son unos anillos sonoros, de sustancia cornea, mobiles, enlaza-
     dos entre si por las articulaciones, o coyunturas, y cada uno consta de
     tres huesesillos*.  Suenan siempre que la culebra se mueve, y espe-
     cialmente cuando se agita para morder.  Es mui veloz en sus movi-
     mientos,  y  por esto los Megicanos la llamaron también ehecacoatl, o
     culebra de aire.
                  Su mordedura ocasiona infaliblemente la muerte, si
     no se acude inmediatamente con los remedios oportunos, entre los
     cuales se tiene por mui eficaz poner algún tiempo la parte ofendida
     dentro de la tierra.  Muerde con dos dientes caninos que tiene en la
     mandibula superior, los cuales, como en la vivora, y en otras especies
     de culebras, son móviles, cóncavos,  perforados acia la punta.  El
                                y
     veneno, esto es, aquel jugo tan pernicioso, que es amarillento, y cris-
     talizable,  está contenido dentro de  las glándulas, colocadas en las
     raices de aquellos dos dientes.  Estas glándulas, comprimidas al mor-
     der, lanzan el fatal licor por los canales de los dientes,  por sus agu-
                                             y
     geros,  lo introducen en la herida y en la masa de la sangre.  De
     buena gana comunicariamos al publico otras observaciones sobre este
     asunto, si la naturaleza de esta obra lo permitiese
                                         f.
       La ahueyactli es poco diferente de la que acabamos de describir,
     pero no tiene cascabeles.  Según Hernández, esta culebra comunica
     aquella especie de veneno que los antiguos llamaban hemorrhoos, con
     el cual el herido echa sangre por la boca, por la nariz,
                                             y por los ojos,
     aunque  los efectos de esta actividad pueden  evitarse con  ciertos
     antidotos.
       La cuicuilcoatl, llamada
                          asi por la variedad de sus colores, tiene
     ocho pulgadas de largo, y es gruesa como  el dedo pequeño  : pero
     su veneno es tan activo como el de la de cascabel.
       La teijminani es la culebra que Plinio llama jaculum.
                                                 Es larga
     y sutil, y tiene la espalda cenicienta,- y el vientre morado.  Muévese
     siempre en linea recta, y no puede volverse.  Arrojase de los arboles
                                          Hai de estas cule-
     a los viageros, y de ahi ha tomado su nombre £.
       * El Dr. Hernández dice que esta culebra tiene tantos años cuantos cascabeles,
     por que cada año le nace uno  : mas no sabemos  si esta opinión se funda en
     observaciones propias.
      f El P. Inanima, misionero jesuita de las Californias, hizo con las culebras
     mucbas esperiencias que confirman las que Mr. Mead hizo con las vivoras.
       X Los Megicanos dan también a esta culebra el nombre de micofxtl, y los Es-
     pañoles el de saetilla.  Uno y otro significan lo mismo que jaculum.
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