Page 169 - Historia antigua de Megico: : sacada de los mejores historiadores espnoles, y de los manuscritos, y de las pinturas antiguas de los indios; : dividida en diez libros: : adornada con mapas y estampas, e ilustrada con disertaciones sobre la tierra, los animales, y los habitantes de Megico.
P. 169

124         HISTORIA ANTIGUA DE MEGICO.
                                mas silvestres.  Pero apenas empezaron a respirar, salió contra ellos,
                                de la misma familia real de Azcapozalco, un nuevo enemigo, y san-
                                griento perseguidor.
                                       Enemistad de Majtlaton contra los Megicanos.
                                  Majtlaton, señor de Coyoacan, hijo del rei de Azcapozalco, hombre
                                ambicioso, indómito, y cruel, temido aun por su mismo padre, habia
                                llevado mui a mal el casamiento de su hermana Ayauhcihuatl con el
                                rei de Megico.  Disimuló algún tiempo su disgusto, por respeto a su
                                padre, pero en el décimo año del reinado de  Huitzilihuitl, se trasladó
                                á Azcapozalco, y convocó a la nobleza, para esponerle sus quejas con-
                                tra los Megicanos, y contra su rei.  Representóle el aumento de la
                                población de Megico, exageró el orgullo, y la arrogancia de aquella
                                nación, y los fatales efectos que podrian temerse de sus disposiciones,
                                y sobre todo se lamentó del gravisimo perjuicio que le habia hecho el
                                rei de Megico, quitándole su propia muger.  Es necesario saber que
                                Majtlaton y Ayauhcihuatl, aunque hijos de Tezozomoc, habian nacido
                                de diversas madres, y  quizas eran entonces  licitos estos enlaces entre
                                los Tepaneques.  Sea que en efecto quisiese Majtlaton casarse con
                                su hermana, sea que se sirviese de aquel pretesto para dar rienda
                                suelta a sus crueles designios, en aquella reunión se tomó la resolu-
                                ción de llamar a  Huitzilihuitl, para echarle en cara su temeridad.
                                Fue en efecto el rei de Megico a Azcapozalco, lo que no debe estra-
                                garse, pues era costumbre entre los señores de aquella tierra visitarse
                                unos  a  otros  en  sus  territorios  respectivos, ademas de  que  en
                                Huitzilihuitl concurría la circunstancia particular de ser feudatario de
                                aquella corona: porque aunque desde el nacimiento de Acolnahuacatl,
                                la reina de Megico obtubo de su padre Tezozomoc que aliviase a los
                                Megicanos de las cargas a que por espacio de tantos años habian esta-
                                do sugetos, siempre quedó Megico en la condición de feudo de Az-
                                capozalco, y los Megicanos debian presentar cada año al rei Tepa-
                                ñeque dos añades, en reconocimiento de su alto dominio.
                                  Majtlaton recibió a Huitzilihuitl en una sala de su palacio, y des-
                                pués de haber comido con él en presencia de los cortesanos, que
            ¿
                                lisongeaban sus proyectos,  le hizo una severisima reprensión sobre la
                                injuria que creia haber recibido por su matrimonio con Ayauhcihuatl.
                                El rei Megicano protestó su inocencia con la mayor humildad, dicien-
                                do que jamas hubiera él pedido  la mano de  la princesa, ni el rei su
                                padre se  la hubiese concedido,  si estubiese comprometida con otro.
                                 Pero apesar de  la sinceridad de sus escusas, y de la eficacia de sus
   164   165   166   167   168   169   170   171   172   173   174