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            tiempo  de gritar;  la espectral llama  azul  de  Jack  dio  de lleno en      «Era  algo  espeluznante.  La  luz  rojo  amarillenta  bajaba  del
             el  rostro  de  su  víctima,  que  cayó  al  suelo  desvanecida.  Después,  cielo  con  un  ángulo  de  sesenta  grados.  Cuando  se  acercó  a  tie-
            Jack  se  alejó  caminando  tranquilamente.                                rra  pareció  flotar  con  más  lentitud.»
          Vyner  apunta  la  posibilidad  de  que  Jack  tuviese  una  cita  en      Una brillante  luz dorada surgió  de pronto en el campo, cerca de
        Green  Dragón  Alley y quisiera librarse de importunos.  Una  semana      donde  ellos  estaban,  cuando  el  primer  objeto  se  ocultó  detrás  de
        después  del  incidente  de  Oíd  Ford,  el  extraño  personaje  llamó  a  unos  árboles:
       la puerta de Mr.  Ashworth,  que vivía en Turner  Street,  y  preguntó
       por  él.  El  criado  que  le  abrió  llenó  la  casa  con  sus  alaridos.  Jack   «Estaba  a  unos  ochenta  metros  de  distancia, y  parecía  flotar
       emprendió  la  huida  y  nunca  más  volvió  a  vérsele,  por  lo  menos        a  tres  metros  sobre  el  suelo.  Hubiera  dicho  que  se  movía  con
       en  Londres.  ¿Había  establecido  un  contacto?  Resulta  bastante  sin-       nosotros,  parándose  cuando  nosotros  nos  parábamos,  como  si
       gular,  observa  Vyner,  que  Springheel  Jack  hubiese  efectuado  dos         estuviese  observándonos.  La  luz  era  ovalada  y  tenia  de  cuatro
       visitas  con  dos  días  de  intervalo  a  unas  casas  que  estaban  a  poco   cincuenta  a  seis  metros  de  diámetro,  con  un  núcleo  sólido  y
       más  de  un  kilómetro  una  de  otra  y  cuyos  moradores  se  llamaban        brillante.
       Alsop  y  Ashworth,  respectivamente.  De  los  principales  testigos,             «Desapareció  detrás  de  unos  árboles  y  pocos  segundos  des-
       dos  eran  mujeres  jóvenes,  como  en  Virginia  Occidental,  acom-            pués  vimos  salir  a  una  figura  oscura.  Era  completamente  negra,
       pañadas  en  ambos  casos  por  sus  hermanas.  Esto  parece  obedecer          de  la estatura  de un hombre, pero  sin  cabeza.  Una extraña carac-
       a una norma.  Pero —y  esto también  es  típico—  de  nuevo  se trata           terística  de  aquel  ser,  que  vino  caminando  pesadamente  hacia
       de  una  norma  absurda.                                                        nosotros,  era  que  parecía  tener  unas  gigantescas  alas  de  mur-
                                                                                       ciélago.  Por  supuesto,  no  nos  quedamos  para  averiguar  qué
          En  1877,  Jack  fue  vuelto  a  ver  en  Inglaterra,  esta  vez  en  Al-    era.» 30
       dershot,  en  el  Hampshire.  Vestía  un  traje  muy  ajustado  y  se  to-
       caba  con un  yelmo resplandeciente.  En  esta  ocasión voló sobre  dos       Folklore  en  gestación...  De  los  farfadets  hemos  pasado  a  los
       centinelas,  que  abrieron  fuego  contra  él.  Él  replicó  con una llama-  tiempos  modernos,  con  Springheel  Jack  y  el  Mothman.  Y  hemos
       rada  azul,  que  dejó  a  los  soldados  aturdidos,  y  después  desapare-  visto  precisarse  el  arsenal  de  nuestros  visitantes.  La  linterna  y
       ció.  Vyner cree  que hay que atribuir también a Jack el pánico  que,       la  pistola  de  rayos  de  Jack  han  sobrevivido  en  los  cuentos  mo-
       a  finales  de  agosto  de  1944,  cundió  en  la  población  norteameri-   dernos,  en  las  historietas  del  siglo  xx  y  en  los  seriales  de  la  tele-
       cana  de  Mattoon,  en  Illinois.  Se  le  vio  de  noche  atisbando  por   visión.  Pero  el  verdadero  problema  estriba  en  saber  si  todo  esto
       las  ventanas,  «como  si  buscase  a  alguien  que  conociese  de  vista».  puede  ser  o  no  real.  Si  no  puede  serlo,  ¿cómo  podemos  explicar
       La  mayoría  de  los  testigos  pertenecían  al  sexo  femenino;  algunas   la  coherencia  que  presentan  estos  relatos,  en  una  época  en  que
       declararon  que  se habían  desmayado cuando  el visitante las apuntó       aún  no  se  conocían  los  comics  ni  la  televisión?
       con  un  aparato.  Después  de  su paso quedaba  en  el aire un extraño        El  pintor  italiano  R.  L.  Johannis  vivió  un  extraordinario  su-
       olor  dulzón.                                                               ceso  en  1947,  en  una  época  en  que  el  nombre  de  «platillo  volan-
          En  la  primavera  de  1960,  un  joyero  italiano,  Salvatore  Cianci,  te»  ya  empezaba  a  ser  popular  en  los  Estados  Unidos,  pero  en
       recorría  en  automóvil  una  carretera  de  Sicilia  próxima  a  Siracu-   que  la  abundantísima  documentación  actual  sobre  aterrizaje  era
       sa,  cuando  un  pequeño  personaje  vestido  con  ropas  brillantes  y     por  completo  inexistente.  La  fecha,  según  recuerda  el  testigo,  fue
       con  la  cabeza  cubierta  por  un  casco  de  buzo  apareció  a  la  luz   el  14  de  agosto.  Hacía  alpinismo  solo,  siguiendo  un  arroyuelo  que
       de los faros.  En vez  de brazos, tenía unas  «alitas».  El signor Cianci   discurría  por  la  región  montañosa  que  separa  Italia  y  Yugoslavia.
       sufrió  un  ataque  de  nervios.                                            De  pronto,  vio  entre unas  rocas un  gran  objeto  lenticular,  de  color
          El  sábado  16  de  noviembre  de  1963,  cuatro  adolescentes  se       rojo  brillante  y  unos  diez  metros  de  diámetro.  Junto  a  él  distin-
       hallaban paseando  cerca  de  Sandling Park, no  muy  lejos  de  Hythe,     guió a dos seres, que de momento tomó por «niños» hasta que com-
       en  el  condado  inglés  de  Kent.  Uno  de  los  cuatro, un muchacho  de   prendió  que  eran  enanos...  distintos  a  todos  cuantos  había  visto.
       diecisiete  años  llamado  John  Flaxton,  cuenta  que  un  objeto  que        Los  dos  seres  no  alcanzaban  un  metro  de  estatura  y  tenían  la
       primero  tomaron  por  una  estrella  les  dio  un  susto:                  cabeza  más  voluminosa  que  la  de  un  hombre.  No  mostraban  ca-
                                                                                   bellos,  cejas  ni  pestañas.  Su  rostro  era  de  color  verdoso,  tenían
                                                                                   la  nariz  recta,  y  la  boca  reducida  a  una  ancha  hendidura,  que,
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