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                                    49En un inmenso patio, un aproximado de cienni%u00f1as -vestidas con jumper azul, blusa y calcetasblancas; por adorno, un mo%u00f1o, a la altura delpecho y un cintur%u00f3n negro abrochado a lacintura- realizan diversas actividades.Unas saltan cuerda, otras juegan al avi%u00f3n dandobrincos en rect%u00e1ngulos dibujados en el cemento,algunas m%u00e1s conversan debajo de los arbustosmientras deshojan flores moradas. Un nuevogrupo se ha acomodado en las escaleraschismeando sobre acontecimientos del d%u00eda,otras tantas simplemente caminan los espaciosque quedan abiertos. Las m%u00e1s osadas atraviesanla plataforma de cemento e intentan cruzar labarrera donde se camina hacia %u201clos pinos%u201d, unbosque - motivo de fantas%u00eda, travesura yensue%u00f1o- porque no se pod%u00eda acceder a %u00e9l sincuidadoras y horarios especiales.Todo esto se sucede en el momento de losquince minutos del recreo anunciado por untoque de campana. Esta se ubicaestrat%u00e9gicamente al final del corredor del primerpiso, a la par de la capilla, frente a las gradasque bajan al s%u00f3tano, a la izquierda de la puertade salida de los buses escolares. Esta campanaera tema, motivo o est%u00edmulo de misterio ytentaci%u00f3n. Cuando la Sor %u201cCampanera%u201d la hac%u00edasonar se escuchaba en todos los espacios delcolegio: si era un campanazo anunciaba cambiode actividad escolar, si eran dos campanazosera motivo de celebraci%u00f3n, si eran tres o m%u00e1scampanazos se%u00f1al de malas noticias o depeligro.Por Miriam Cifuenteswww.i-am-magazine.comLA CAMPANA
                                
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