Page 60 - SOFY_ La Guardiana de los Sombreros Libro intec (Julia Perellon Mancebo)
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Sofy, la Guardiana de los Sombreros: Un Viaje Encantado a través del Tiempo

              tiendas  de  discos,  cafeterías  donde  los  jóvenes  se  reunían  para
              discutir sobre política y filosofía, y un parque donde un grupo de
              jóvenes estaba organizando una "sentada" por la paz.
                  Finalmente, llegamos a nuestro destino final: una fiesta en pleno
              apogeo.  La  música  de  los  Beatles  llenaba  el  aire,  mientras  los
              invitados bailaban con abandono y alegría. Julia y yo nos unimos a la
              diversión, riendo y bailando con los demás invitados.
                  Julia, con su sombrero mod en su lugar, parecía completamente
              en su elemento. Sus ojos brillaban con alegría mientras bailaba al
              ritmo de la música, y no pude evitar sentir una gran satisfacción al
              verla tan feliz.
                  "Espera,  Sofy",  dijo  Julia  de  repente,  mirándome  con  una
              sonrisa traviesa. "Creo que aún hay algo que podemos hacer en los
              años 60." Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, me llevó
              de la mano y corrimos a través de la multitud.
                  Nos detuvimos frente a un pequeño escenario en la esquina de
              la fiesta. "¿Qué te parece si intentamos conseguir un par de boletos
              para el Festival de Woodstock?" preguntó Julia, sus ojos brillantes
              de emoción.
                  Me reí ante su audacia, pero asentí con entusiasmo. ¿Por qué
              no? Después de todo, ya habíamos llegado tan lejos. Compramos un
              par de boletos y, a la mañana siguiente, nos encontramos en uno de
              los conciertos más icónicos de la historia, disfrutando de la música
              de Jimi Hendrix, Janis Joplin, y, por supuesto, los Rolling Stones.
                  Sumergidas  en  el  mar  de  gente  en  Woodstock,  Julia  y  yo
              estábamos asombradas por la atmósfera de libertad y paz que parecía
              impregnar  el  aire.  Los  acordes  de  la  guitarra  de  Jimi  Hendrix
              resonaban en nuestros oídos mientras observábamos a la multitud,
              un mosaico de colores brillantes y estampados audaces, la mayoría
              de los asistentes con flores en el cabello o sombreros de paja.
                  Incluso  aquí,  en  este  lugar  de  rebeldía  y  liberación,  los
              sombreros tenían su lugar. Muchos de los asistentes los usaban no
              solo como protección contra el sol de agosto, sino también como


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