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FARO DE LA CULTURA

      BARRIO RODRIGO BUENO                                          SEGUNDA MENCIÓN EX AEQUO



           Arq. Marcos Polschowski (AUTOR)






           FALLO DEL JURADO                                       MEMORIA DEL AUTOR


           La propuesta se destaca por su potente imagen como referente   Pensar un Centro Cultural en un barrio de características tan
           urbana, con una cuidada envolvente ladrillera. Es un aporte la   particulares como el Rodrigo Bueno implica, en términos de
           galería como atrio de la institución, que opera de articulador entre   identidad, no solo el proyecto de un espacio que permita el
           el centro cultural y el Barrio.                        desarrollo de ciertas actividades, sino también la generación de un
           El acceso del salón auditorio en planta alta del edificio (con   punto de referencia. Esta noción de identidad se materializa no solo
           capacidad para más de 250 usuarios), con el sistema de escaleras,   por el uso, sino también de la imagen del edificio. Por ello es que
           ubicación y tamaño del ascensor no es el ideal para el uso público   se decidió proyectar un prisma de carácter atemporal, fácilmente
           de este salón multiuso.                                reconocible, que a través de su materialidad permita ver lo que
                                                                  ocurre en el interior.
                                                                  El diseño de la fachada está orientado a trabajar el vacío en el
                                                                  interior del edificio, generando juegos de luz y sombra que tamicen
                                                                  la iluminación natural y configuren espacios agradables que se
                                                                  transformen de acuerdo a la hora del día.
                                                                  Una plaza semicubierta que ocupa el frente del edificio da la
                                                                  bienvenida al vecino y genera un espacio que es lugar de encuentro,
                                                                  refugio, ágora, y actúa como fuelle entre la plaza adyacente al
                                                                  centro cultural y el espacio interior.
                                                                  Las paredes de ladrillo hueco desnudo han formado parte del
                                                                  paisaje de las áreas urbanísticamente informales durante muchos
                                                                  años. La proliferación de su uso en dichos lugares le confirió un
                                                                  carácter precario, asociado a la falta de recursos, la informalidad
                                                                  e incluso la marginalidad. Como forma de legitimar y visibilizar un
                                                                  material fuertemente asociado a la identidad del Barrio, decidimos
                                                                  que fuera el elemento protagonista de nuestra propuesta.
                                                                  Partimos de la premisa de que todo material, si es trabajado
                                                                  con criterio y sentido estético, es capaz de aportar belleza a un
                                                                  espacio arquitectónico.
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