Page 237 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz                           225



            Los alimentos van escaseando, especialmente el café y el charque,
            las cuatro mulas resisten el largo trajín, son bestias de carga muy
            útiles.. Han transcurrido tres semanas desde su partida del fortín
            Esmeralda, llegaron por fin al hito VIII, que es donde termina la
            provincia Cordillera, y deben internarse en la provincia Germán
            Busch Becerra, allí ocurrieron sucesos terribles que relataremos a
            continuación.
            Los tres enviados comprobaron en el lugar de los hechos que el
            hito VIII o cerro Chovoreca (algunos escriben Choboreca) no
            había sido removido como se afirmaba en La Paz, era puro cuento.
            Este hito tiene su historia que empieza hace años. Luego de firmar
            el Tratado de Paz Amistad y Límites entre Bolivia y Paraguay el
            21 de julio de 1938, que fue cuando se definieron los límites entre
            ambas naciones; después, el Paraguay alegó que el hito VIII o
            cerro Chovoreca, como emplazamiento, estaba mal ubicado y por
            lo tanto debía ser removido 7 kilómetros al norte en el departa-
            mento de Santa Cruz. Y así se hizo. Ese año se decidió que debía
            emitir su fallo inapelable el Presidente de la Comisión Mixta, el
            general argentino Gonzalo Gómez. Notoriamente parcializado en
            favor del Paraguay, el general Gómez señaló que el Emplaza-
            miento Imaginario del cerro Chovoreca, debía moverse 7 kilóme-
            tros al norte de las indicadas coordenadas y dentro de territorio
            boliviano.  Con este fallo injusto Bolivia perdió otros 800 km 2.
            Esa es la historia. Esto ocurrió en 1975.

            Amaneció. Como preludio de la tragedia, el cielo estaba cubierto de
            nubes bajas. Los tres miembros de la comisión boliviana estaban sa-
            boreando té antes de emprender la marcha, falta recorrer los hitos
            IX, X y XI. Este último sobre el río Paraguay.

            En un instante no precisado aparecieron de entre los arbustos cuatro
            hombres con cara de pocos amigos y armados hasta los dientes. Uno
            de ellos gritó:
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