Page 241 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz                           229



            emborrachar. Se besan largamente , se acarician y siguen cantando:
            “Si te cuentan/que me vieron muy borracho/Orgullosamente diles
            que es por ti/Porque yo tendré el valor de no negarlo/Gritaré que
            por tu amor me estoy matando/Y sabrán que por tus besos me
            perdí…” Se soplaron las dos botellas de ron y luego ella perdió
            la cordura y él perdió los estribos. ¿Y…? Al otro día ni él ni ella
            recordaba si fue ella quien se fue a la cama de él o fue él quien
            se la encimó en la otra cama. Era una noche calurosa, se amaron
            toda la noche sin medida, se revolcaron en medio de charcos de
            sudores de la mujer, olía a tierra, fornicaron incontables veces
            en poses inverosímiles. Leoluca Camorrero había encontrado al
            fin la mujer que siempre soñó, una mujer ansiosa y fogosa capaz
            de devorarlo todos los días y todas las noches.

            Fue cuando ella le dijo: “Si regresa Al Capone tú te las arreglarás
            con él, yo huiré, porque él me matará”.

            Pero nunca volvió el tal Al Capone, no regresó por el cambio. Él
            también le dijo: “nunca metas las manos a esa mochila, porque tam-
            bién yo te mato”. Un mes de lujuria vivió la pareja en la precaria vi-
            vienda,  allá en los confines de los bañados del Otuquis, eran varias
            las botellas de Havana Club que se soplaron. El tedio se apoderó de
            los amantes, ya no dialogaban, ella miraba por el sendero por donde
            debía llegar su pareja, él miraba otro sendero por donde debía huir.
            Una noche él escuchó el noticiero por la radio y se quedó pensativo.
            El locutor de la radio dijo: “No se tiene noticias del paradero de uno
            de los enviados por el gobierno a verificar los hitos fronterizos en
            frontera con el Paraguay. Lo que se sabe es que dos murieron en
            manos de unos contrabandistas en la misma frontera, cerca al hito
            VIII conocido también como cerro Chovoreca. Se busca a un hombre
            corpulentísimo que esa mañana de la masacre desapareció sin dejar
            rastro alguno, asimismo una comisión se desplazará por esa zona en
            busca de los restos de una avioneta que transportaba a dos personas
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