Page 128 - LIBRO SANTACRUZ
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116 La trágica noche de Santacruz
estado hablando con un fantasma, miré a mi alrededor y vi que
otras parejas hablaban y se entendían, se amaban, eran amados en
un mundo feliz de donde yo me sentí excluido. Comprendí que tal
vez nunca más volvería a encontrarme con Alejandra, que el sueño
y la alucinación habían sido el adiós y que nunca más volvería a
besarla ni abrazarla. La carta que tenía aún en mis manos cayó al
suelo y la levanté para guardarla como un recuerdo. Miré el atar-
decer en la Ciudad de los Anillos, el cielo azul por donde Alejandra
se marchó a Nueva York. En la más absoluta soledad comprendí
que Alejandra me amaba y que tal vez volveríamos a encontrarnos
por un corto tiempo, el día que me maten”.