Page 30 - LIBRO SANTACRUZ
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          bajos” en Los Balcanes, en Centroamérica, etc. Sabíamos que ella
          no quería morir aquí, por esa razón adelantamos el operativo”.

          Simone Candau le advirtió a Capablanca: “Si no lo hacemos en estos
          días me marcharé, pero igual me tienen que pagar lo prometido. Ano-
          che Mata Hari conoció a Euclides –continuó su relato Alain Centu-
          rión-, concertó una cita en el local Macondo, ese encuentro fue gracias
          a uno de nuestros soplones de la Constructora Moderna Santa Cruz,
          creo que es también taxista. Ella debió ejecutar al candidato de Arenal
          en la misma discoteca, pero algo falló. Conociendo la forma violenta y
          despiadada de actuar de Simone Candau, quien era propensa a tener
          ataques de histeria si algo salía mal. Mata Hari llegó a la discoteca exac-
          tamente a las 20:20 donde ya la estaba esperando el candidato presi-
          dencial de Arenal. Hubo un saludo frío y distante, por instinto ambos
          sabían que se jugaban la vida”. Euclides Santacruz  había comenzado
          a desconfiar de todo y de todos, lástima que era muy tarde en su vida.
          Era domingo, cuando las familias cruceñas acostumbran cenar en lu-
          gares conocidos, como lo era Macondo, que a esa hora estaba repleto
          de comensales.

          Demasido tarde.

          El candidato presidencial estaba sentado recordado la tarde que visitó
          a la doctora Obregón Martínez, y recién recordó que la única verdad
          era que él estuvo en el consultorio de la doctora, todo lo demás fue ima-
          ginación o un sueño, nunca caminó por la avenida Cañoto hasta el mo-
          numento al guerrillero patriota, no recordaba que ingresó a la iglesia La
          Merced ni nunca recitó la poesía de Antonio Comas, el indio Duarte.
          Tampoco estuvo en la plaza 24 de Septiembre donde fue ovacionado y
          proclamado presidente de Bolivia por los seguidores de Arenal.

          Todo fue un sueño.

          Vio que Dominique Fontaine, el verdadero nombre de Mata Hari, se
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