Page 9 - LIBRO SANTACRUZ
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hace poco se escuchó a un exmandatario decir: “somos un país paci-
            fista”.
            El episodio de la Confederación Perú-Boliviana es un hecho que no
            se repetirá nunca más. De todas maneras, marcó un hito entre algunos
            bolivianos. Las fuerzas confederadas al mando del general Otto Fe-
            lipe Braun, invadieron Argentina y, según nuestros historiadores, de-
            rrotaron al ejército argentino en Iruya, Humahuaca y Montenegro.
            Nunca habíamos vivido esto.

            A través de nuestra historia aparecieron procesos de gobierno tras
            gobierno, pero hasta nuestros días no ha asumido el mando de la na-
            ción un presidente que haya sido capaz de unir a Bolivia y llevar las
            riendas del Estado hacia el éxito.
            Eso es todo.

            Si hablamos de procesos, partimos otra vez desde la Revolución Fe-
            deral a comienzos del siglo XX, y continuamos de tropiezo en tro-
            piezo, en vez de cuidar el Acre nos enfrascamos en la guerra federal
            y luego perdimos los inmensos territorios en el norte, no aprendimos
            la lección que nos dejó la Guerra del Pacífico. Perdimos el Acre por-
            que no supimos cuidarlo, explotarlo, y hacerlo boliviano. Luego la
            Guerra del Chaco, la misma historia, los paraguayos fueron apro-
            piándose de nuestro territorio y cuando reaccionamos era ya dema-
            siado tarde.

            ¿A quién culpar por tanto latrocinio? Lo hecho, hecho está. Somos
            una nación enclaustrada que, digamos, deambula en busca de mejores
            días, de un futuro que no llega. De ilusiones no se vive, eso lo sabe-
            mos. Tantos procesos inventados por los gobiernos de turno. A partir
            de 1952 tras la Revolución Nacional, muchos creyeron que saldría-
            mos adelante, es decir que los bolivianos nos reencontraríamos, como
            dicen los demagogos, pero todo fracasó. Recordemos la dictadura de
            Luis García Meza, quien propalaba a los cuatro vientos el “gobierno
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